La expresión simbólica de la majestad es la lentitud. Por eso en música un ´maestoso´ suele ser lento, aunque también haya un allegro maestoso. Se supone que lo que tiene majestad se mueve en un tiempo distinto al de los demás mortales, evocando cierta eternidad. En ese sentido el tempo de la precipitada abdicación-coronación iría en merma de la majestad. Es como si con la coronación-express se quisiera aprovechar el factor sorpresa. Es verdad que de paso se transmitiría el mensaje de que, tal como están las cosas, no hay mucho tiempo que perder, pero la celeridad también podría interpretarse como la intención de aprovechar marea antes de que la bajamar deje varado el barco. Todo esto tiene ventajas, pero también peligros. Uno de ellos sería que tras la coronación el nuevo monarca, al que hay que desear suerte, cayera en el activismo, y sin un director de orquesta marcando el tempo.