Coño, los grandes partidos y sus terminales mediáticas (o al revés, da igual) podrían dejar de darle patadas de bienvenida a Podemos. ¿No habíamos quedado en prohibir las novatadas? Al final no hacen más que darle la razón (en lo de que son una casta) y en hacerle el juego (cuanto más moleste Podemos más oxígeno tendrá). ¿Creían los grandes partidos que seis millones de parados y las redes de cobertura en mínimos no darían lugar a ninguna reacción social? Se quiera ver o no, y aunque su programa no aguante medio soplido de realidad, Podemos es la canalización más civilizada y razonable del clamor de la calle, una prueba de madurez de la sociedad. ¿O es que querían calle pura y dura, para justificar medidas represivas? Aterra tanta miopía de los partidos dinásticos, aunque en el fondo lo que temen es la vía de agua abierta en SU sistema (no en el sistema, que por ahora lo aguanta todo).