Los partidos han avanzado mucho en técnicas de medición del voto, pero saben poco de la aritmética del ´efecto mariposa´. Cualquier madre que prepare la mochila de su hijo para un fin de semana es capaz de prever qué tiene que poner por si hace calor, por si hace frío o por si llueve. Las estrategias maternales de anticipación del futuro no tienen muy buena fama, pero estoy segura de que los políticos podrían aprender tanto de ellas como de los grandes generales. Si Aznar no tuviera de esposa a una Ana Botella con aspiraciones de Hillary, sino a una señora normal, le habría advertido de que no debía hacerse fotos en las Azores con el jefe del mundo que en ese momento se disponía a entrar en guerra. Haber visto películas de romanos también ayuda a saber calcular lo que ocurre después de la batalla cuando se aplaude a los malos. Su castigo -y el del PP- fue la manifestación contra la guerra de Irak de febrero de 2003. Sin proponérselo, sacó a la calle a los futuros perroflautas, que aquel día se encontraron y vieron que eran muchos, y les dio la mecha que prendió el mayo español y que luego incendió el Mediterráneo. Ahora tienen un partido.