Hace ya muchos años, cuando era pequeño, vi una película de humor que ahora me ha venido a la memoria. No me acuerdo del título ni de los actores, pero me acuerdo de una escena que me resultó muy graciosa. Trataba de un diminuto país donde gobernaba un dictador. Este dictador en cuestión, para mejorar las libertades de su país, había convocado elecciones presidenciales. Todo el país se movilizó para celebrar el feliz acontecimiento. Entonces, en la escena en cuestión, tras convocar las elecciones, aparecía una pared donde había dos carteles. Uno de los carteles, con un fondo azul, ponía: «Vote al partido azul». El otro cartel, con un fondo rojo, ponía «vote al partido rojo». Lo gracioso del tema era que en los dos carteles „en el rojo y en el azul„ aparecía la misma cara del candidato: la cara del dictador.

No sé por qué razón las elecciones europeas me han recordado aquella escena. Tal vez porque el partido rojo y el partido azul de nuestro país son muy parecidos, aunque nos quieran hacer creer lo contrario. Yo entiendo que los hooligans de cada uno de los partidos se enfaden cuando se hace esta afirmación y que digan que no todos son iguales, pero la verdad es que tanto el Partido Socialista como el Partido Popular comparten, si no ideología, sí al menos una misma raíz ética. Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista han condenado firmemente hasta la fecha la corrupción política. Esto se debe a que muchos miembros de ambos partidos llevan cometiendo actos de corrupción desde tiempos inmemoriales.

Tampoco ninguno de los dos partidos ha tomado medidas internas para eliminar a aquellos políticos ladrones que recorren los pasillos de sus respectivas sedes. Debido a esta falta de ética, ni en el Partido Popular ni en el Partido Socialista dimite nadie por temas relacionados con la corrupción.

Es más, siguen manteniéndolos en el partido y defendiéndolos hasta que ya se hace imposible o les salpica directamente. Además de todo esto „aunque luego se tiren los trastos unos a otros„, ambos partidos comparten también la tradición, ya que si nos fijamos en los dirigentes tanto del PP como del PSOE, podemos comprobar que muchos de ellos proceden de familias con miembros en política desde la época del franquismo.

Durante estas últimas semanas, he estado escuchando atentamente lo que decían el partido rojo y el partido azul de nuestro país. Entre las frases del candidato del Partido Popular, el incalificable Miguel Arias Cañete, me quedo con esa que decía que ahora España ya no es el problema de Europa. Y es verdad, España es y ha sido el problema de España, porque en nuestro país se roba y se evade una cantidad de dinero ingente que empobrece a la población con el beneplácito de los Gobiernos. Por el lado contrario, entre las frases de la candidata de currículo inflado del Partido Socialista, Elena Valenciano, me quedo con aquella que decía que buscarán el dinero de los paraísos fiscales para devolvérselo a los trabajadores, algo curioso, porque el Partido Socialista se ha olvidado de los trabajadores desde el año 1996.

El día 25 de mayo iré a votar a las elecciones de una Europa que no existe para ejercer mis derechos democráticos que cada vez son menos. Intentaré votar en conciencia, pero „si digo la verdad„ empiezo a estar ya harto de ver en todos los carteles „en el azul y el rojo„ la misma cara.