¿Empieza a ir bien la economía, a la vista de los datos, como predica el Gobierno? ¿sigue tan mal, atendidos los datos de empleo, como afirma la oposición? He ahí los argumentos enfrentados de la campaña al Parlamento Europeo, y, siendo realistas, los dos tienen su parte de razón. Mientras no se genere empleo neto, es decir, mientras se destruya más del que se crea, no hay motivo para echar las campanas al vuelo, como está haciendo de forma precipitada e insensata el partido en el Gobierno. Sin embargo, es indudable que se van restableciendo los equilibrios económicos y las condiciones de confianza para la inversión (indispensables para crear empleo), sin que existan muchas recetas alternativas, por lo que no habría motivos para agitar la catástrofe. Los predicadores en campaña, al renunciar a la ponderación en su discurso sobre la crisis, hacen enorme daño a su propia credibilidad.