S uena a película americana, donde aparece un tipo duro llamado 'negociador' que se enfrenta, jugándose la vida, por supuesto, a los más malos asesinos de la época, que sin escrúpulos se parapetan en sus rehenes. Eso sí, siempre con camisetas de la bandera americana. Pero nosotros, los españoles, no tenemos esos tipos tan peliculeros, sino simplemente personas que, dado el gran volumen de trabajo que pesa sobre los juzgados y tribunales (lo que hace que la Justicia se convierta en una quimera por su lentitud desesperante: casos Bárcenas, Urdangarin, ERE andaluz, corrupción en Administraciones públicasÉ., año tras año, sin cerrar un puñetero caso judicial), van a colaborar como desatascadores de los órganos judiciales. En Murcia, pionera en este tema, ya ha salido la primera promoción de mediadores, que no necesariamente deben ser licenciados en Derecho, pues cualquier otro profesional, incluídos los de ciencias, puede ejercer como mediador. Tal y como está la cosa en la construcción, veo a arquitectos e ingenieros mediando en pleitos judiciales.

Estos mediadores intrajudiciales, que tendrán gran importancia en materia no solo laboral sino también de familia o civiles en general, e incluso penal cuando no afecte al orden público, se ven completados con otra figura de mediador extrajudicial que están planeando los ministerios de Justicia e Industria para los concursos de acreedores. La expectativa es que se ahorren entre 12.000 y 14.000 casos de estos concursos, gracias a la figura del mediador extrajudicial, que incorpora la nueva Ley de Apoyo al Emprendedor, y al que se podrán acoger más de cuatro millones de empresas pequeñas. El mediado,r que será nombrado por el Gobierno y pagado por el pequeño empresario, hará un estudio patrimonial rápido del deudor, realizando un análisis de la situación y compondrá un plan de pago para salir de ella, previo visto bueno de los acreedores.

Está destinado a las pymes y pequeños empresarios. La rapidez la sitúan en unos tres meses y se referirá a los casos pocos complejos. La titulan como una 'segunda oportunidad' para que el empresario acuda a un mediador que hace una propuesta de pago de sus deudas y así poder empezar su negocio de cero. Eso está muy bien, digo yo. Ahora bien, no vayamos a cerrar un negocio para abrir otro con las mismas personas, misma clientela, mismos operarios y misma actividad comercial con el fin de defraudar a los acreedores antiguos. Pues eso está ya muy visto, y la doctrina jurisprudencial del 'levantamiento del velo jurídico' les va a chafar el negocio nuevo. Espero que se pretenda realmente sacar del bache esporádico y fortuito a un pequeño empresario de buena fe.

Otras novedades que instaura la ley, aunque sin efectos retroactivos, es la posibilidad de acogerse a la figura del 'emprendedor de responsabilidad limitada', para que si el negocio funciona mal su vivienda habitual no sea pasto de los acreedores. Y que por vía telemática, al igual que los autónomos, estos emprendedores puedan realizar todos los trámites para que se constituya una sociedad en 48 horas, pues se elimina la necesidad de aportar un capital social de 3.000 euros, la petición de la documentación al Registro Notarial Central, y el requisito de legalizar los libros de la la empresa antes de empezar su actividad.

¿Empezamos ya?