Desde que iniciamos esta marcha hemos recorrido muchos pueblos queriendo transmitir un mensaje de esperanza y de lucha. Hemos caminado para expresar a nuestra querida gente que la resignación, la sumisión y el meter la cabeza debajo del ala no debe ser nuestra actitud.

Eso es lo que quieren los que han provocado esta estafa financiera, que no luchemos y nos sintamos culpables, porque dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que hemos querido ser ricos. No es cierto, ellos han robado por encima de todas las posibilidades y siguen haciéndolo. Nos han dejado en el paro, en la precariedad y nos han recortado nuestros derechos sociales, lo cual ha provocado que no podamos vivir con decencia y dignidad.

Se han aprovechado de esta crisis para realizar y consolidar su sociedad capitalista, para que un 1% de la población tenga todas las riquezas y el 99% de la población viva en la pobreza, en la miseria. Nos quieren condenar a una vida sin dignidad, que se traduce en una sociedad llena de parados y paradas, de gente que tiene que echar muchas horas de trabajo y ganar un sueldo de miseria, aceptando condiciones laborales de explotación y opresión. Esto es lo que llaman la productividad y la competitividad, el modelo chino.

Pero para conseguir todo esto quieren recortar nuestra democracia, nuestros derechos de manifestación, de expresión, de protestas. Quieren amordazar a todos aquellos que luchan por otro mundo posible y necesario, acusándonos de violentos, de proetarrasÉ Los violentos son ellos cuando echan a las familias con sus hijos a la calle, cuando los despiden, cuando recortan la Ley de Dependencia, provocando una eutanasia social, cuando recortan o suprimen prestaciones sociales que son necesarias para combatir el hambre. Violencia es que un padre le da de cenar un vaso de leche a su hijo y cuando le dice el hijo que tiene hambre y el padre le expresa que no tiene otra cosa que darle. Eso sí que es violencia. Y, además insultan a los obreros y obreras diciéndoles que son unos gandules y que viven del cuento de las ayudas, sobre todo de los 426 euros, cuando ellos tienen grandes sueldos y sobresueldos, además de privilegios y prevendas. Cobrar sólo 426 euros e insultar a las personas que los perciben como vividores, eso sí que es un escrache.

Nuestra marcha ha sido una marcha de parados y paradas, de personas solidarias que han unido a los pueblos, a sus gentes para crear redes de parados y paradas, redes de libertad, pan y trabajo.

Pedimos y exigimos porque sí se puede:

Defensa del sector público y de los bienes comunes.

Trabajo estable y con derechos.

Rescatar personas y no bancos.

Banco público de alimentos.

Por una renta básica.

Concesión de microcréditos para proyectos de economía social y autoempleo.

Luz y agua sin cortes por falta de recursos.

Stop desahucios, dación en pago retroactiva y alquier social.

Estamos en la Asamblea Regional, ante nuestros representantes, porque sí creemos en la democracia, pero una democracia participativa y que lo sea realmente de la soberanía popular, no de los intereses de los especuladores, financieros y mercaderes. Les decimos que no traicionen al pueblo que dicen representar, amparándose en los votos, porque eso les legitima para defender a la gente sencilla, trabajadora, pobre, de la codicia, avaricia, ambición y violencia de los mercaderes. Y no al contrario. Les decimos que estamos aquí cansados, física y emocionalmente, pero que vamos a sacar fuerzas de donde sea para seguir luchando, porque de norte a sur, de este a oeste, la lucha continúa, cueste lo que cueste.

Sí se puede, pero no quieren porque han decidido y planificado el desprecio a la mayoría de la gente buena de nuestra tierra, de nuestra querida España. Por eso, desde la unidad nos comprometemos por la justicia social, la libertad y la fraternidad. Los movimientos sociales debemos dejar a un lado los protagonismos y los liderazgos, las rivalidades. Estamos en un tiempo de unión, de compañerismo, porque los enemigos del pueblo son los capitalistas y sus defensores.

Por todo esto, adelante compañeros y compañeras, con tu puedo y mi quiero, llenos de esperanzas, seguimos construyendo una humanidad donde cada vida humana sea querida, respetada, valorada y reconocida.