El pasado sábado, en la plaza de la Catedral de Murcia y ante una enorme tarta murciana, a un euro el plato solidario, adornado con una buena música y un extraordinario presentador del acontecimiento, como si uno fuese un imán -de los metálicos- para quitarme el dulce y buenísimo sabor del merengue con bizcocho y crema me tuvo que caer una cagada. No, no fue una de esas cagadas diarreicas que nos tiran como bombas las palomas, no, esta vez no. La cagadita vino de un palomo de plumas rojas que me dijo por detrás, sí, exactamente, por mi espalda, acercándome peligrosamente su cabeza y el paquete -lo que me puso en guardia porque por un momento pensé que no iba a correr el aire- algo así como "no has escrito nada de tu amigo Bernal y su declaración de bienes". Tras asegurarme la retaguardia dando la cara al susodicho, le contesté: "No he podido escribir". La respuesta acompañada de picarona sonrisa, fue contundente: "O no te has atrevido".

Pues sí, sí que me atrevo, es más, hasta debo y quiero hacerlo, y no acercándome peligrosamente por la trasera, como alguno.

La declaración patrimonial de un político es del político, y a nadie más le importa. ¿Qué tiene que ver que alguien tenga más o menos patrimonio para ser un buen o mal político? Nos hemos empeñado en hacer creer al pueblo que el mejor político, el que nos va a sacar de nuestras penas, es el que menos euros tiene en el banco y/o propiedades inmobiliarias, y por ese mismo criterio, también podríamos decir que el que menos 'chavos' tiene en política es el que más necesidad tiene de llevárselas, por tener más hambre que otro que tiene muchos cuartos. Ni lo uno ni lo otro. El mejor político es el que mejor política hace, el que promete y cumple, el que toma decisiones y acierta, el que consigue que el pueblo viva feliz... en fin, todas esas cosas que nada tienen que ver con el patrimonio que haya podido acumular el político de turno.

He leído las declaraciones patrimoniales de nuestros políticos y se ve claramente que está de moda tener pocas pelas, algo así como aquellos fariseos que cuando decían que ayunaban se pintaban la cara con ojeras para que el pueblo viese su sufrimiento por el ayuno y sacrificio a Dios, o también como las lloronas de pueblo que contrataban en los entierros, jarrás a llorar sin haber conocido al muerto.

Sí, está de moda tener pocos cuartos y airearlo al viento para que toda la plebe vea que también los políticos pasan apuros, como ellos. Todo un alarde de hipocresía fácil de desmontar. Miren ustedes, si mañana les ofrecen ser políticos y tienen un buen patrimonio, de esos que puede dañar la sensibilidad de los votantes, tan sólo tienen que ir a un notario y con una separación de bienes le ponen el patrimonio a su cónyuge, hijos, hermanos, madre o amante. El resultado es obvio: ya es usted un político digno de pena, como Dios manda, que puede airear su patrimonio con orgullo.

Bernal ha hecho muy bien no prestándose al circo de 'y yo menos que el otro'.

Durante años, junto a su bella esposa, ha conseguido un patrimonio que debe al esfuerzo del matrimonio y a su buena visión comercial y no tiene ahora porqué, para contentar al 'gallinero', ir al notario y hacer una separación de bienes, ni tampoco contarle a quien no le importa los dineros que pueda tener en el banco.

¡Qué fácil resulta pedir que todos saquen aquello que uno no tiene... o esconde! ¿Verdad que sí? Pues eso.

Ahora resulta que por ser honesto y sincero, fiel a sí mismo, tras dejarse la piel por esta región, después de dar la cara y llevarse todas las tortas por las medidas impopulares que nos está metiendo, ahora hay que tirarlo a la papelera de reciclaje por no obedecer una estúpida instrucción de enseñar el patrimonio, que, como ya he dicho, se puede trucar fácilmente, hasta las cuentas corrientes; nada mas fácil: vas al banco, las pones a nombre de tu mujer y te quedas en cero euros en un santiamén.

Pues no, el Partido Popular no debería entrar a esos trapos. Seamos serios, juzguemos a Juan Bernal por lo que hace, por lo que vale y por lo que puede aportar a la Región, pero no es justo descalificarlo por algo en lo que bien podrían haber mentido la gran mayoría de los que se han rasgado las vestiduras.

El mundo está lleno de hipócritas y en esta política murciana hay más de lo que se puede soportar. Si ayer Juan era un buen candidato a la presidencia, o no lo era tan bueno, no cambia nada la cosa porque no haya querido actuar en el circo y mucho menos de hermano Tonetti tonto.

Juan, ya habrás visto que a otros no les ha importado ponerse el traje de arlequín real que tú has rechazado. ¡Cuánta mierda hay en la casta política!