El pesimismo es sufrido por aquellos que temen que es muy posible que algo salga mal. El optimismo lo tienen aquellos que están convencidos de que es seguro que saldrá mal. Por eso el vicepresidente económico del Gobierno murciano, Juan Bernal, se muestra ahora fundadamente optimista, y se le ve con energía: se volvió optimista al convencerse de que eso que Murcia pudiese alcanzar el objetivo de déficit el año pasado (1,5 del PIB regional) era tan posible como que sorprendiesen al defensa del Real Madrid Sergio Ramos leyendo en la cama junto a la modelo Pilar Rubio. La inseguridad es lo que crea pesimismo, pero Juan Bernal ya no tenía ninguna inseguridad sobre que lo que no puede ser, no puede ser. La certeza de que la economía murciana no marcha porque no hay con qué quita mucho el dolor de cabeza.

Cuando nombraron a Bernal para su cargo de abrumadora responsabilidad y me tomé un café con él con su nueva silla (eléctrica) aún calentita, yo lo vi muy preocupado, intranquilo, como si soportara una carga cósmica, pues acababa de ver todos los números. La misma impresión causó en otra gente, por aquellas fechas. Dejó ver que heredaba una situación casi imposible. El 'casi' es lo que lo llevaba a mal traer. Lo insoportable es tener una dudosa esperanza. La situación en Murcia, en efecto, era casi imposible, pero si por una conjunción de los astros pasaba esto, lo otro y lo de más allá, España empezaba a dar señales de vida, Merkel se convertía al catolicismo desde su luteranismo y los extraterrestres, enternecidos, acudían a salvar el tejido productivo, entonces Murcia arrojaría cifras económicas equilibradas.

Pero ni Merkel se convirtió al catolicismo ni han acudido los extraterrestres. Nada que ver con el Bernal que ha ido adquiriendo seguridad, tranquilidad y buena consideración en Madrid. Su tranquilidad viene indudablemente de darse cuenta de que las condiciones que se le pusieron a Murcia para cumplir con unos objetivos insultantemente teóricos era como limitar el abuso del caviar beluga a un muerto de hambre. Alemania tampoco cumplía con los objetivos macroeconómicos al día siguiente de que Berlín quedase arrasada por los rusos. La actual economía murciana, tras el parón del único modelo posible aquí, simplemente no existe y Bernal es el encargado de refundarla, pero si no se tienen ingresos cumplir con unas cifras marcadas por unos señores muy altivos, muy lejanos y muy pijos es una broma pesada. No podía ser, y no ha sido. En Murcia ya se está en la mera subsistencia y de continuar en el tiempo se llegaría a dudar de la viabilidad como Comunidad Autónoma.

Poco se figura un déficit del casi 3% para como está esto: todo un logro de Bernal. La Comunidad Autónoma de Murcia no vive de nada y como sigan apretándonos desde arriba el único dinero que se va a mover aquí es el algún 'secuestro exprés'