Que levante la mano quien no tenga un familiar, amigo, vecino o conocido que haya sido desahuciado o expulsado de su vivienda por no poder pagar la hipoteca o el alquiler del piso! España clama contra esta injusticia y miles de personas se echaron el sábado a la calle para exigir soluciones a uno de los mayores atracos que se hayan podido cometer en la historia contemporánea de nuestro país. Supongo que la mayoría de los manifestantes han sufrido en sus carnes el expolio, la infamia de quedarse sin hogar tras muchos años de madrugones para ir al curro y después de agotar el paro, la ayuda social y el apoyo de los parientes. Lo más probable es que a muchos de los que se manifestaron les hayan quitado la casa sin ni siquiera darles tiempo a sacar el cepillo y la pasta de dientes. Con los expedientes de la comisión judicial en el maletín, se van los 60.000, 70.000 ó quién sabe cuántos miles de euros que han apoquinado por la hipoteca. Pero como no se lo llevan todo, aún les pueden quedar 20.000 ó 30.000 en la mochila para acabar de cumplir con el banco, probablemente rescatado con dinero sacado de las arcas que ellos mismo han contribuido a llenar con sus impuestos. Después de este proceso, sus pisos embargados irán a parar al banco malo o Sareb, qué nombre para una estafa, con el fin de darles una mano de pintura y sacarlos otra vez al mercado. En todo este lío alguien sacará beneficio -¿serán los bancos?- porque si hay pérdidas seguro que se las envaina el Estado. Ahora parece que hay muchas esperanzas puestas en la tramitación de la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) que el PP permitió que entrara en el Congreso por la tremenda presión popular. Esperanzas porque propone la paralización de los desahucios, la dación en pago y los alquileres sociales. Pero no se fíen, que el enredo durará un buen rato y, como está demostrado, la banca siempre gana.