A los Reyes Magos „que eran andaluces de oro, incienso y birra„ habrá que reclamar este año una escoba. Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería. Barrería a los mandamases que sin pudor se suben la soldada cuando medio país se queda sin paga de Navidad o, aun peor, sin empleo. Barrería la frecuente delincuencia: la del estafador de ancianos, la del trilero, la de los timos añejos tan en boga, pero también, y sobre todo, el negocio sucio de los carteristas de cuello duro, de los malversadores de caudales públicos, de los ladrones que van a la oficina. Barrería el suelo de los bancos, hasta dejar los caudales limpios como la patena. Barrería todo el detritus y mandaría enterrarlo en el túnel del metrotrén. Para darle utilidad, más que nada.