Un año después de la salida por la puerta de atrás de ZP y la venida gloriosa de Rajoy no sabemos si estamos mejor o peor. La calle, sabia como ella misma, grita que ya no podemos más, que la situación es inaguantable, pero ¿alguien recuerda cómo estábamos hace un año? ¿nos acordamos? Hagamos memoria.

Hace un año clamábamos que se fuese ya ZP y convocara elecciones anticipadas. No podíamos vivir de ninguna de las maneras, con un paro que caminaba hacia los cuatro millones de ciudadanos en la cola del tanatorio de empleo. Los créditos estaban cerrados a cal y canto, por lo que encontrar financiación era una misión imposible. Los bancos, no todos, haciendo de las suyas y presentando cuentas amañadas y maquilladas para que sus directivos se llevasen buenos premios millonarios por su ´buena´ gestión. Los desahucios de los mas castigados por la crisis estaban a la orden del día. Los fondos, es decir, las perras de las cartillas, desaparecían de las cajas de ahorros con destino no se sabe aún. Las deudas de la Administración se acumulaban por años y los proveedores desaparecían en el limbo de los concursos de acreedores. El peso de la carga del gasto de la Administración no era ya soportable y seguía creciendo, sobre todo porque los políticos seguían colocando a familiares y allegados. Los sindicatos, recibiendo parabienes o prebendas para seguir con un silencio discreto o pactado, para que no volviese la derecha. La educación perdía su digno nombre sólo donde gobernaba el PP, con gritos e insultos a la familia del presidente; en otros rincones del país, más rojos que colorados, nada de nada. La Sanidad no decía ni ´mú´ mientras se importaban profesionales a sabiendas de que cubrirían plazas, de por vida, destinadas a estudiantes nacionales al terminar sus estudios.

Los gastos sociales se destinaban, además de a sus propios objetivos, a cualquier sociedad sin ánimo de lucro aunque fuese para estudiar el pajarón mediterráneo. Los ahorros de los inmigrantes salían para sus países, así como los dineros de los ricos se iban para otros confines. El dinero negro corría pero nadie lo veía, los impuestos los pagaban los de siempre. Los radares de las carreteras se multiplicaban como ratas para recaudar y recaudar insaciablemente. Los combustibles, cada vez más caros por culpa de las subidas del margen impositivo. Los políticos, cada vez con mas privilegios de esos que se autootorgan por los sufrimientos soportados por el pueblo. Los militares, jubilándose a los treinta, cuarenta o cincuenta años y con permiso para trabajar en otros sitios sin pérdida del sueldo vitalicio. El clero y las hijas de María, sin pagar ciertos impuestos. Los constructores, sin vender pisos ni comenzar proyectos. Hacienda recaudando cada vez menos. Los Ayuntamientos haciendo de las suyas aumentando las previsiones de recaudación para poder endeudarse cada vez mas con cargo a los ingresos esperados.

Las Comunidades, en la misma línea, más sus obras faraónicas. La prima de riesgo, por las nubes; la venta de deuda pública a intereses de vértigo; el endeudamiento del país subiendo cual cohete y el bienestar de las familias cayendo por un precipicio sin fin. Los abuelos,

manteniendo a hijos y nietos, hijos perdiendo su emancipación y volviendo a casa, matrimonios con cuidado de no tener hijos para no mantener una boca mas. Las familias, sacando a sus mayores de los geriátricos para vivir de sus pensiones. Los campos secos sin cosechas y sin verse los brotes verdes por ninguna parte.

Eso sí, hace un año teníamos mucha ilusión porque esa situación diese un giro de 180º y caminásemos en sentido contrario, gracias a un partido que nos daba esperanzas, que nos alumbraba una senda de cambio, que nos decía que era nuestra salvación, que nos llenaba los ojos y los sueños con prados verdes en vez de pequeños brotes invisibles, que nos hablaba de soluciones para tan negro panorama, que nos pedía que confiáramos en él. La alternativa tenía rostro y nombre, Rajoy.

Hace un año todo era así ¿Y hoy? ¿en que nos diferenciamos del mes de diciembre del año pasado? La verdad es que bien mirado y visto lo visto, y vivido lo vivido, el giro de 180º, que es media vuelta, ha sido en un año de 360º, es decir, estamos caminando para el mismo sitio, pero con un camino mas pedregoso y tortuoso, porque ya no tenemos ilusión, no sabríamos a quien votar si hubiesen elecciones anticipadas, el pueblo está sumido en una enorme tristeza y no hay esperanza ni alegría. Por lo demás, lo dicho, todo igual hoy como hace un año, incluso seguimos todos hasta ahí de los políticos nacionales sin ideas ni soluciones, inútiles, ineptos, incapaces, chulos, cortos de sesera, chorizos, embusteros, trepas, pelotas, arrogantes, endiosados y, también, de los que se autodefinen animal con cuernos que se crece ante el castigo ¿Los de aquí? De todo hay en la viña del Señor.