Desde hace algún tiempo nos vienen hablando de un ´banco malo´. Creía que todos los bancos son malos, pero parece que ahora son buenos los que activan los desahucios, los que engañan en la letra pequeña cuando firmas una hipoteca, los que no te devuelven los ahorros ´preferentes´ y los que, con la ayuda estimable del capitalismo salvaje, han creado esta crisis que mantiene en España a seis millones de personas en paro. Todos los bancos son también un negocio estructurado y legal por el que, a través de impuestos, tenemos que pagar entre todos millonarias retribuciones para sus altos cargos que abandonan el barco antes de que se hunda, sistemas antisociales que los funcionarios pagan con recortes para que el llamado sistema financiero sea apuntalado por el Gobierno de turno, desoyendo así nuestras indignaciones, manifestaciones y huelgas que, al decir de él son protestas sobre las que no tiene ninguna valoración que hacer.

Y como no creo en la democracia sin justicia distributiva y, por tanto, tampoco en este Gobierno inútil, aliado a la bandera alemana, ni en sus fuentes informativas (léase sus televisiones y la mayoría de sus diarios), he analizado este concepto de ´banco malo´. Pues bien, el ´banco malo´ es una agencia inmobiliaria donde estarán los activos tóxicos de menor interés mercantilista inmobiliario. El ´banco malo´ es una empresa que compra las viviendas y los solares que las entidades financieras quieren quitarse de encima por estar en zonas suburbiales alejadas de los centros de las ciudades.

Y esto es así después de que sucediera la burbuja inmobiliaria, donde los bancos pensaron que hacían el gran negocio con los intereses de los préstamos tanto a los promotores como a las personas que compraban las casas que montaban el negocio vendiendo más caros los pisos que construían. Pero he aquí que, en aquella economía de fraude y latrocinio, irrumpe la crisis. Los constructores no consiguieron vender los pisos y entraron en quiebra al no devolver el dinero al banco, por lo que el banco se quedaba con las viviendas. Si el banco sacase esas viviendas al mercado, nadie pagaría lo que valen. Por eso decide no venderlas y así evita reconocer pérdidas. Pero como los bancos españoles guardan miles de millones en ´activos tóxicos´, el sistema financiero español termina estrangulado y ningún banco tiene liquidez para hacer nuevos préstamos. En esta situación el Gobierno crea una empresa que ´banco malo´ que entrega a los bancos en torno a un 40% de los activos tóxicos que integra en él.

Pero ¿de dónde sale el dinero del ´banco malo´? Respuesta: del bolsillo de todos los españoles. El dinero del Gobierno y el europeo, el del rescate, es lo que sirve para crear el banco malo, de modo es que el rescate no supone más que un préstamo de la UE a España para que salve a la banca y que pagaremos nosotros aunque dentro de algunos años; los precios de las viviendas volverán a subir y el ´banco malo´ podrá recuperar el dinero que no se nos devolverá. Esta operación consiste en rescatar a los bancos con dinero siempre público, de tal suerte que, si hacemos cuentas, los bancos son un negocio excepcional del sistema capitalista y sus lacayos (los Gobiernos de turno). Cuando las cosas van bien, ganan; y cuando van mal, los ciudadanos ponen dinero para salvarlos y para que sigan yendo bien, por lo que resulta que los beneficios son privados y las pérdidas son públicas.

Lo más canalla de todo resulta precisamente del apuntalamiento de los bancos, que son guaridas dinerarias, a través de la entrega de los activos tóxicos al ´banco malo´, donde se llevarán los pisos y solares más cutres del mercado y los solares en el peor sitio que se pueda imaginar. Pero ojo: el ´banco malo´ recupera un porcentaje de dinero para los bancos y, si se vende, es todo para ellos. Tres veces se les paga a los bancos: a través del FROB, por el rescate de Europa (100.000 millones) y lo que les devuelve el ´banco malo´. Es tanta la tomadura de pelo que el sistema financiero lo pagamos nosotros y cuando el banco recupere el dinero no lo devuelve.

Pero no se reflotarán cajas creando una macrocaja, una Caja General del Estado al servicio de la sociedad, sino que, desde aquel decreto de corte italiano de 1993 las cajas son ahora bancos que están en los grandes negocios, y no quedará ni una sola fundación de ellas, porque si no hay dinero, desaparecerán. Por esto habría que haber nacionalizado las cajas como servicio de la población, que era la meta para la que fueron creadas en el XIX, para servicios financieros como el ahorro y el mantenimiento de servicios a través de oficinas cercanas a los usuarios de amplias capas de la población.

Lo demás, incluido el nuevo decreto sobre desahucios, son cortafuegos que no servirán a todos los desahuciados porque el fuego no se apaga del todo y vienen malos tiempos con vientos terribles de paro, miseria y hambre, mientras quedamos sometidos al interés de la banca, que es el mismo que el del Gobierno y su leal oposición.