Para mí hace mucho que están vacías de contenido. Todo es cuestión de intereses. Y de posicionalidad€ Ya saben, el juego de la oposición según la posición de cada cual en cada momento. Si me posiciono frente al espejo, mi derecha real se reflejará en la izquierda de mi imagen, y al contrario, la derecha de la figura del espejo será mi izquierda corporal. Así funciona en la física, y así también en la política. En cuanto a las ideologías€ enfín, mejor ni mentarlas. Que si de mudanza se trata, Pablo Iglesias, a mal comparar, se iría de vareta si viese a su universal concepción de izquierda ciudadana del mundo convertida en localismos ombligueros, en patios de Monipodio y en separatismos de corrala. O si comprobase sus muchos, enormes y sangrantes contradicciones confesionales se borraba de socialista. No así la otra, que sigue siendo lo que era, y siempre fue, en su concepción, si bien que bien especula en democracia€

Es que si examinamos los nichos típicos y ya tópicos de la izquierda, saltan a la vista inevitables tics identitarios. Cada vez hay más sectores de pienso asegurado que se identifican con izquierda. El buen pasar es un buen lugar para hacerlo, pero seguro. De tal forma que lo cómodo es serlo porque lo económico es fácil. Y como nos lo podemos permitir, pues qué leches€ ¿Se es de izquierdas como concepción de funcionario, o al ser funcionario conviene ser de izquierdas? Lo cierto y verdad es que tener las espaldas cubiertas y el plato seguro en la mesa da mucha tranquilidad a la hora de jugar a revolucionario€ Se puede hacer la revolución por necesidad o se puede hacer por conservar el estatus€ ¿O acaso no?

¿Y la intelectualidad? ¿y los artistas? ¿por qué se consideran por definición la gauche divine? ¿Será acaso por y para poder estar subvencionados? Lo digo porque „y esto lo suelto solo a título de ejemplo„ en este país es realmente difícil encontrar una película sin la famosa coletilla «con la participación de Televisión Española». Y así en muchos, muchísimos casos de muchas, muchísimas cosas€ ¿No será entonces que la izquierda, entre sus indudables virtudes, no tendrá también sus vicios, naturales y paternalistas, como el pesebrismo, el subvencionismo, el funcionarismo, el comprayvendismo y el siemprelomismo?

No así los de la droite, que engañan menos porque también disimulan menos. Buenos sacacuentas de lo suyo con el bolsillo de los demás, defensores del poderoso a costa del menesteroso, ajustadores del gran (mercado) hermano, y justificadores de la divina verdad de dar al que más tiene y quitar al que tiene menos (parábola del buen administrador), amén, amén, amén.

Por eso mismo yo me considero extranjero en mi patria, y apóstata en mi fe, sean las que hubieran sido éstas, me da igual. Ni sé de qué me veo, ni me interesa para nada el saberlo. Ya no. Me importa un carajo a estas alturas del teatro, pues las opiniones sobre mi persona en tal materia, vengan del lado que vengan, nunca, jamás, suelen ser objetivas por parte de quienes dicen conocerme y ostentan pegatina de origen confeso. Están contaminadas por el sectarismo, y apestan a fundamentalismo. Ya saben€ o conmigo o contra mí. Una opinión diferente se considera una opinión de los de enfrente. Y punto pelota y bota, tía Carlota€

Lo sé porque los llamados de izquierdas intentan insultarme tachándome de derechas, mientras los de derechas me aborrecen cordialmente „pero con toda su alma„ por catalogarme de izquierdas. Así que, entre ambos dos, me allanan el camino para despegarme de unas ideologías convertidas en ideolatrías. Y me facilitan el trabajo para ser libre en la medida que puedo serlo, por difícil que le pongan a uno el practicarlo€

Y si alguna vez pude considerarme de aquí o de allဠa hacer puñetas. Prefiero estar solo a mal amordazado. Y prefiero tener el vicio del pragmatismo al pecado del dogmatismo, no sé si me entienden ustedes€ Que, aunque no pueda llegar a evitar engañarme a mí mismo, si que puedo intentar pensar con equidad y expresarme en libertad€

Y si esas ideologías, derechas e izquierdas, izquierdas o derechas, les sirven „o se sirven„ de ellas algunos otros alguienes, a mí, de verdad, ya no me valen para nada.