ntes de la celebración de la Conferencia de Presidentes pudimos observar como Valcárcel se inflaba para poder gritar a los cuatro vientos su posición respecto al actual sistema de financiación de las comunidades autónomas, que ahora señala, a modo de chivo expiatorio, como la causa última de todos los males económicos de la Región de Murcia.

Mas allá de que podamos coincidir en que el actual sistema es perfectible, lo que no deja lugar a dudas es que mejora sustancialmente al anterior, que, sin embargo, fue asumido con entusiasmo por el Gobierno regional.

Nuestro presidente intenta conformar desde hace tiempo su particular rosario exculpatorio de incapacidades propias, atesoradas durante dieciocho años y, ahora, añade una nueva cuenta que es la del ´injusto sistema actual de financiación autonómica´.

Ha manifestado que era necesaria, imprescindible y muy urgente su modificación, dado el daño irreparable que está haciendo a la Región de Murcia; llegó a decir, muy en su papel: «Lo exigiré en la Conferencia de Presidentes».

Si el sistema de financiación autonómico actual es tan pernicioso para Murcia y perjudica a razón de 250 millones anuales, cómo el cid copeador asume con agrado resolver el asunto en 2015, eso sí, después de evaluarlo técnicamente. Vamos a ver: si el ´infalible´ ha llegado a la conclusión de que el sistema es injusto y está produciendo un gran perjuicio a la Región será, porque él y su sustituto in pectore lo han evaluado ya con seriedad; y si eso es así, cómo es que ahora admite que hay que evaluar el sistema antes de proceder a su modificación.

La explicación a esta contradicción es que el presidente se ha envainado su posición inicial ante las directrices del señor Rajoy de «ahora no toca».

A Valcárcel le gusta bramar y adoptar actitudes guiñolescas en defensa de la Región cuando se encuentra de La Roda hacia abajo. Cuando pasa el rubicón y se acerca a la capital de España entra en simbiosis progresiva con el argumentario del Partido Popular, a costa de Murcia „según sus propias tesis„ y solo retoma su actividad reivindicativa vociferante cuando, procedente de Madrid, vuelve a rebasar el término de la Roda en dirección a casa.

Lo está haciendo con la deuda histórica (primero calló, después vociferó y ahora vuelve a callar); con las infraestructuras... y lo ha vuelto a hacer nuevamente, a propósito del sistema de financiación autonómica. Todo ello, dependiendo del color del G obierno de España. Mucho rajar, con deslealtad institucional manifiesta, cuando gobierna el Partido Socialista y enmudecimiento y sumisión a toque de pito genovés con cuarto y mitad de «ahora no toca, Ramonluis», cuando gobierna el Partido Popular.

En circunstancias difíciles a los fantasmas se les cae la sábana y muestran impúdicamente sus vergüenzas, en algún caso ajadas por dieciocho años de reiteración, excesos de uso y despilfarro.