Egipto recibió el año 2010 unos quince millones de turistas, y Túnez esperaba ver cada vez más cerca la cifra de los diez millones. Traducido en términos económicos, Egipto ingresó el año pasado unos 13.000 millones de dólares, y Túnez algo más de la mitad.

Junto a Marruecos, son los dos países africanos más visitados por turistas europeos, especialmente ingleses, franceses y alemanes. Y ambos países están viviendo momentos decisivos para su futuro político, económico y social.

Estos dos países tendrán un año 2011, pase lo que pase, extremadamente complicado, ya que ambas industrias son las principales fuentes de ingreso de divisas, y a nadie escapa que los turistas darán la espalda, mientras dure la inestabilidad política como mínimo, a ambos países, y España será una de las grandes beneficiadas, tanto que lo normal es que nuestro destino turístico vuelva a recuperar uno de los tres primeros puestos como destino turístico mundial que el año pasado perdimos en favor de China (56 millones, un 12% de incremento), aunque España (53 millones con un incremento del 1,4%) sigue siendo el segundo en número de ingresos económicos, sólo detrás de EE UU y por delante de Francia y China.

El sector turístico español tiene una oportunidad única para poner en marcha nuevos destinos que consigan atraer a los millones de turistas que por el momento dejarán el Norte de África para mejores momentos.

Pero el conflicto en estos países puede tomar, en el medio plazo, caminos difíciles de predecir, ya que si todo transcurre con normalidad y estos países inician el camino de la democracia, dentro de muy poco volverán a ser unos competidores muy efectivos, pero también podría ocurrir que el conflicto se dilatara en el tiempo, lo cual llevaría a una crisis profunda, tanto política como económica e inexorablemente estaría más cerca que nunca que el fundamentalismo islámico podría tener una influencia en la población que nadie quiere ni desea actualmente.

La Organización Internacional de Turismo, OIT, prevé que la industria turística siga recuperando las pérdidas que tuvo a partir de 2008, y espera (en sus previsiones más realistas) un incremento por lo menos igual al de este año, 6,7%. La Región de Murcia, después de Fitur, sigue teniendo el reto fundamental de tener de una vez por todas una política turística clara, y no una suma de voluntades y ocurrentes iniciativas como sucede ahora. Por poner un ejemplo l Foro Ciudadano ha convocado al debate sobre el estado de la cultura en la Comunidad Autónoma de Murcia y llegado a conclusiones en las que la mayoría de los colectivos están de acuerdo, aunque por sectores, la crítica es más virulenta, según los casos. No han hecho mucho ruido, ni ahora ni desde que se detectaran síntomas graves de dirigismo cultural en la consejería, porque los creadores son los más sacrificados de la sociedad, los capaces de admitir y exigir tan sólo capacidades mínimas para la supervivencia abrazando, si es necesario, la bohemia y la desesperanza.

La crisis económica ha venido a obligar a la consejería de Cultura a abandonar una política que desde la llegada de Pedro Alberto Cruz, ha sido desquiciada, despilfarradora, dirigista y, vista desde los conceptos artísticos, burda, injusta y fraudulenta. El afán de modernidad, nacido sin duda de un claro complejo de inferioridad de la derecha (en lo cultural), ni siquiera ha acertado en la veneración de la vanguardia; porque que se sepa —y no soy yo el más desinformado— lo que oficialmente se han entendido como ¡hitos´ de nuestro tiempo no han sido más que remedos y copias de lo que hace más de medio siglo experimentaban los artistas plásticos del siglo XX. De ahí que PAC, PAC bis, Manifesta y otras manifestaciones, en las que se han invertido cantidades de dinero bochornosas, han sido el gran fracaso de la gestión de una consejería autoritaria y caprichosa, soporte de las ambiciones personales de su titular.

No se sabe la de millones de euros que han costado estos devaneos, al tiempo que se negaba la ayuda y protección de los creadores murcianos. Es verdad que la consejería ha tenido mejorados a media docena, entre artistas, productores y galeristas más o menos próximos a la Región, como excepción privilegiada que autoriza el descrédito oficial del panorama general. Los nombres de estos están en la mente de todos. Han sido y son los ´oficiales´ de este desatino continuado.

Confieso que me estoy limitando a la actuación en Artes Plásticas, pero las carencias que muestran el Teatro, la Música, la Literatura y otras disciplinas, les hacen navegantes del mismo barco. Lo que digo del panorama plástico es ampliable al resto de actividades culturales.

El anecdotario sobre los excesos en el gasto de la consejería en temas ajenos a nuestros artistas causa bochorno institucional.

Y digo todo esto en la tranquilidad de no ser, en ningún caso, sospechoso de agitador social ni político. Ni de caer en la tentación de fobias que malinterpreten los grados de parentesco del consejero con el presidente Valcárcel. Lo que digo es el reproche de una actuación pública, con dinero de los murcianos; lo que denuncio es el abandono de nuestra colectividad artística, de nuestra notoriedad patrimonial histórica.

La crisis, por suerte ¡qué paradoja! ha venido a salvarnos de un desastre aún mayor.