Síguenos en redes sociales:

Opinión I Televisión

El juicio a 'Escándalo, relato de una obsesión' logra destapar otro verdadero escándalo

La serie protagonizada por Alexandra Jiménez que se emitió en Telecinco y ahora está en Amazon Prime Video ha sacado a la luz un turbio comportamiento que más vale revisar

El juicio a 'Escándalo, relato de una obsesión' logra destapar otro verdadero escándaloMediaset

He hecho un ejercicio. Tras ver Escándalo, relato de una obsesión cuando se emitió en Telecinco, he vuelto a hacerlo en Amazon Prime Video. Quería saber si era capaz de ver un atisbo de la etiqueta que le colgaron cuando se estrenó en la cadena de Mediaset: una serie que hace "apología de la pederastia". No lo he logrado encontrar.

Hizo mucho ruido la ficción protagonizada por Alexandra Jiménez -sobresaliente en su papel, por cierto-. Fueron montones las opiniones que se podían leer en las que se mostraba un rechazo radical a la producción "asquerosa", tildaban, porque narra la relación de una mujer adulta con un menor.

Casualidades de la vida que no son tan casuales: quienes alzaban la voz contra la serie... nunca la vieron. Solo se basaban en los anuncios de promoción. Más casualidades de la vida que no son tan casuales: indagando en el perfil de muchos de ellos, se podía adivinar a un espectador anti-cine español. Ups.

Fernando Lindez y Alexandra Jiménez en 'Escándalo'.

'Escándalo' destapa un verdadero escándalo

Sin embargo, ese no es el verdadero problema. El embolado es mucho peor.Escándalo, que tanto escándalo generó, ha sacado a la luz algo que sí que es un verdadero escándalo: aún, a día de hoy, en pleno 2023 y con todo lo que estamos viendo, sigue existiendo mucha ignorancia sobre la salud mental, o despreocupación, o poco respeto... o una proliferación de jueces sin titulación. Ya no sé ni cómo llamarlo.

La palabra depresión en pantalla (por no decir en el mundo del famoseo) se pronuncia muy a la ligera, y eso no ayuda. Precisamente, también en televisión, un psiquiatra hablaba no hace mucho del mal que ha hecho la pandemia en este aspecto. Y no se refería al aumento de casos, sino a qué se le llama depresión. Porque el médico no negaba que las cifras eran mayores y que algo tuvo que ver el coronavirus, pero le molestaba que se 'metiera en el saco' de personas que realmente sufren una enfermedad, con un diagnóstico, a otras que simplemente estaban pasando por una época con un bajo estado de ánimo. Instaba a no confundirla con tristeza.

Y a todo eso se le puede añadir el enorme postureo que rodea a la salud mental: lo mucho que preocupa a programas de televisión -los mismos que utilizan tan a la ligera la palabra, para bien o para mal-, a empresas (en las que todavía un trabajador no se atreve a decir que la padece por si se va a la calle), a políticos (que siguen sin solucionar el déficit de especialistas en la Sanidad) y a espectadores, que ponen un bonito tuit con el que esperan hacerse notar. Quizás esos espectadores sí que tengan cierta preocupación por estos temas, pero, en ese caso, los que han puesto a caldo Escándalo, relato de una obsesión deben pensar que la salud mental se limita a depresión y ansiedad.

Qué hay detrás

No, el trasfondo de la serie no es la relación sexual-amorosa de una adulta y un adolescente (aunque, de haberlo sido, no hubo ruido con Diario de un escándalo, que sí que narra algo similar, quizás porque con Judi Dench y Cate Blanchett no era una 'españolada').

Aquí, Alexandra Jiménez expresa todo sin abrir la boca. De hecho, no hay nada frívolo en esta serie. En el primer capítulo la protagonista incluso logra que el espectador empatice con su personaje, el de una mujer ninguneada y maltratada psicológicamente por su marido y su hija. Intenta ahogarse en el mar y es el menor quien la saca del agua. En medio de esa profunda depresión que sufre y que a la vez le hace sentirse tan sola, encuentra en él, en quien la salva, alguien a quien aferrarse.

No es una justificación, es el arranque de la historia. Porque la serie continua. Esa misma mujer con la que se empatiza, de repente genera una dependencia obsesiva por el chico. Su obsesión hace que todo el que le rodea se vea arrastrado al peor de los finales, o a su pozo oscuro. Son las distorsiones de la mente y los trastornos mentales a los que no puedo ni debo poner nombre, porque no soy médico.

La propia Alexandra Jiménez confesó que tuvo dudas al principio, cuando leyó el guion, por miedo a no entender al personaje y no poderlo defender. "Llegué a hacerlo, y eso me asustó también. Es una verdadera tragedia griega", dijo.

La actriz protagonista de 'Escándalo'.

Los juicios populares

Queda demostrado que la salud mental sigue siendo un tabú, parece. O que, como vivimos en una realidad en la que todo el mundo opina de todo -proceda o no-, se dicen verdaderas barbaridades. Tampoco es que haya que entender a alguien que padece una enfermedad mental. Si no se es capaz de hacerlo, basta con el respeto. Pero vemos cómo acaba pasando lo peor que puede ocurrir: que alguien que esté pidiendo ayuda a gritos, sin verbalizarlo, solo reciba juicio.

Dicho esto, Escándalo, relato de una obsesión es un pedazo de serie con una pedazo de interpretación por parte de la actriz. Y, en el caso de que nada tuviera que ver con la salud mental y sí con esa relación de la que tanto se ha hablado, hay que tener en cuenta algo: la ficción no solo cuenta cosas bonitas. Aunque no guste que sea así y haya quien se empeñe en censurar, a estas alturas, la obra de Roald Dahl.

Pulsa para ver más contenido para ti