LA ZONA DE INTERÉS

Puntuación: 5

Director: Jonathan Glazer

Intérpretes: Christian Friedel, Sandra Hüller, Freya Kreutkam, Ralph Herforth

Año: 2023

Estreno: 19 de enero de 2024


En un principio, lo que vemos se antoja algo parecido a un paraíso bucólico: un jardín soleado y florido, y un fértil invernadero, frente a una casa grande y hermosa habitada por una familia obviamente feliz. Nuestros ojos necesitan un momento más para fijarse en el fondo de la postal, y entonces aflora el terror: bordea el patio un alto muro de cemento coronado por un alambre de púas, y tras él se asoma una chimenea que escupe humo y cenizas. El hogar donde transcurre ‘La zona de interés’ está justo al lado del campo de exterminio de Auschwitz; y la prole que lo habita, encabezada por el notorio comandante de las SS Rudolf Höss y su esposa Hedwig, pasa los días celebrando fiestas de cumpleaños, y atendiendo a las freucentes visitas, y disfrutando de su vida idílica mientras miles de personas son exterminadas a diario unos metros más allá. 

La primera película del británico Jonathan Glazer en 10 años, pues, habla de una de las atrocidades más pavorosas cometidas por el hombre, y también habla de la complicidad conyugal, y del cuidado afectuoso de los seres queridos, y del trabajo duro merecidamente recompensado; cosas que todos comprendemos y a las que aspiramos entrelazadas con lo puramente inefable. Y mientras lo hace permanece atenta a los ritmos y detalles de la cotidianidad doméstica de los Höss, de su perturbadora normalidad.

Poco a poco descubrimos que Hedwig usa ropa de mujeres recién gaseadas, que los prisioneros les traen provisiones en carretilla hasta la puerta de casa, y que los niños coleccionan dientes de oro. Pero no llegamos a entrar en Auschwitz. La línea divisoria entre lo que se ve y lo que no, y entre lo que se oye -ladridos de perros, gritos humanos, llamas crepitantes, trenes que silban, disparos- y lo que la sugestión mental se encarga de silenciar, es tanto el gran asunto de ‘La zona de interés’ como la herramienta principal que usa para sacudirnos. Glazer tan solo necesita nuestro conocimiento previo del Holocausto para asegurarse de que visualizamos perfectamente el horror, y su modo de manejarla convierte su película en una de las investigaciones cinematográficas más devastadoras sobre cómo aquello pudo suceder.  

Para rodarla recurrió a cámaras ocultas, filmando a sus actores desde lejos y negándose a interactuar emocionalmente con los personajes, y ese distanciamiento formal es un reflejo de la actitud de los Höss ante Auschwitz. Saben perfectamente lo que allí sucede, pero se hna disociado de ello. No ven a los judíos como personas, y ya ni notan el tufo que desprenden los crematorios. Aunque su cuerpo reaccione puntualmente frente al veneno de sus actos, su mente se ha inmunizado contra él. Hannah Arendt definió ese tipo de comportamiento como “la banalidad del mal”, pero ‘La zona de interés’ lo retrata más bien como una inconsciencia autoimpuesta, o como mera desconsideración. ¿A cuánta distancia estamos nosotros de aquel jardín y aquel invernadero? ¿Cuánto del sufrimiento que ocurre fuera de nuestra zona de interés estamos dispuestos a ignorar?

Pensar una respuesta es tan complicado como imaginar una experiencia cinematográfica más impactante que la que ofrece esta película, por la claridad con la que observa la coexistencia entre la crueldad más grotesca y apacible vida diaria, porque su ética y su estética dan para muchísimo que debatir, porque su autocontrol al contemplar las profundidades de la depravación humana no logra disimular su furia, y porque sus imágenes y sus sonidos persiguen al espectador durante mucho tiempo después de haberlos dejado atrás, recordándole en todo momento que, quien dijo que la Historia es cosa del pasado, mentía.