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Crítica

'Hablar': Un experimento osado

Mediante el poder de la palabra, asistimos a discusiones, diálogos y disputas que en algún caso terminan en la pura agresión...

'Hablar': Un experimento osado

La película, que cuenta con un reparto magnífico, parte de la base, eso sí, de un guión del propio realizador y de Cristina Rota, relleno con una serie de situaciones que tienen lugar en plena calle en una noche calurosa del mes de agosto y que contribuyen a reflejar el clima de tensión y de enfrentamiento que ha provocado una crisis que se ha cebado con las clases medias y con las más modestas.

De este modo y mediante el poder de la palabra, asistimos a discusiones, diálogos y disputas que en algún caso terminan en la pura agresión, aunque lo mejor de la cinta es que suscita el humor a veces con ingredientes realmente dramáticos. Desde la historia impagable de la madre que recrimina a su hijo su adicción al porno, que ha provocado una crisis en su matrimonio, hasta la del empresario que trata de convencer a una empleada negra que le retrase el pago de una deuda salarial, brotan un aluvión de momentos que ilustran con creces sobre las secuelas de una realidad tan dura.

Y siempre con esa cámara en mano juguetona y eficaz que sigue a los personajes en su deseo consumado de forjar un mosaico social tan real como impertinente. Un curioso, osado e interesante experimento del cine español, que ha liderado el director catalán Joaquín Oristrell y que se plasma en un largometraje de 75 minutos rodado en un plano único y en continuidad. Es una especie de síntesis entre cine y teatro que se filmó en el barrio madrileño de Lavapiés y que se convierte en un testimonio real y elocuente de la situación de crisis económica que vive el país.

Aunque experiencias semejantes se han llevado a cabo en la pantalla grande, y algunas tan conocidas como el clásico de Alfred Hitchcock La soga, nadie puede discutir la dificultad que entraña y los riegos que comporta. Nace, desde luego, de la singular personalidad de un Oristrell, autor de comedias tan amenas y divertidas como Sin vergüenza, De qué se ríen las mujeres, Inconscientes y Dieta mediterránea, que ya sorprendió a propios y extraños con Los abajo firmantes, un alegato contra la Guerra de Irak efectuado por un grupo teatral en gira por la España profunda que asumía las consecuencias de su compromiso.

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