Social

La Sareb planea dejar sin casa a catorce familias de Aljucer

El juzgado ya ha ordenado el desahucio de seis, después de que el ‘banco malo’ se negara a negociar con los inquilinos, con siete menores a cargo, el alquiler o la opción de compra

Lorena Artero, junto con su madre Lorena Almela, inquilinas de una de las viviendas afectadas por el desahucio, programado para el viernes.

Lorena Artero, junto con su madre Lorena Almela, inquilinas de una de las viviendas afectadas por el desahucio, programado para el viernes. / Juan Carlos Caval

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

El drama de los desahucios en Murcia continúa. Si nada lo remedia a última hora, el próximo viernes 23 de febrero, a las 10.30 horas, 6 familias de Aljucer, con menores a cargo, se quedarán sin casa y acabarán en la calle, tras el desahucio ordenado por el Juzgado de Instrucción número 6 de Murcia. Según ha podido saber esta Redacción, otras 8 familias en el mismo inmueble, en el número 27 de la calle de la Cruz, podrían seguir el mismo camino en las próximas semanas. En total hay 7 menores involucrados en este proceso.

Como tantos otros, el edificio donde residen acabó en manos de la Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) en marzo de 2023, después de un procedimiento de ejecución hipotecaria, ya que la promotora inicial no pudo hacer frente a los préstamos que había asumido.

En la primera vista judicial, los inquilinos manifestaron al conocido como ‘banco malo’ su interés en comprar la vivienda o seguir pagando el alquiler. Sin embargo, tras varios meses sin tener noticias, la Sareb comunicó ayer a los inquilinos que no sólo no aceptaba sus propuestas, sino que el próximo viernes se ejecutaría el desahucio.

Lorena Artero tiene 21 años, estudia el grado de Trabajo Social en la Universidad de Murcia y lamenta que ni el juzgado ni la Sareb hayan tenido en cuenta la situación de vulnerabilidad en la que se encuentra su familia, con tres hermanos, un niño de 8 años y sus hermanas mellizas de 6. «Mi padre no tiene un trabajo estable, lleva dos meses y acaba de salir de un paro de larga duración, y una de mis hermanas está esperando una operación», señala esta joven, que no puede evitar que se le quiebre la voz mientras cuenta su historia. En otro de los pisos, vive su bisabuela, de 89 años, junto con su tío. «Tampoco lo han tenido en cuenta, les da igual», señala indignada.

Aunque ha intentado buscar una alternativa, no es fácil, los alquileres están por las nubes, los recursos del Ayuntamiento son limitados, y las asociaciones que atienden a familias en este tipo de situaciones no siempre pueden encontrar una solución por la vía rápida.

Mientras tanto, las familias están intentando frenar por todos los medios el desahucio y con ese fin han contactado con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca: la PAH, el Ayuntamiento de Murcia, la Delegación del Gobierno, y ahora con los medios de comunicación.

«Este martes tenía la foto de la orla, era un momento importante, y verlo todo chafado por esta mierda, este infierno que nos ha tocado vivir, me da mucha pena, y si esto se alarga probablemente tenga que echar otro año; no me da la vida para llevar esto y los estudios», señala Lorena.

El cura Joaquín: «Sólo hay una palabra para describir esto: inhumanidad»

«Sólo hay una palabra que pueda describir con justicia la actuación de la Sareb en este caso y es: inhumanidad», asegura a La Opinión el cura Joaquín Sánchez, uno de los miembros más relevantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Murcia, que recuerda que la Sareb es una institución pública, del Estado, «y se supone que debe velar por la Constitución y por el derecho a la vivienda... En cambio aquí prefiere echar a las familias». 

Sostiene el cura Joaquín que hay soluciones «más humanas» que se podrían haber llevado a cabo. «Si la Sareb tiene problemas con esa vivienda puede pasar la propiedad a la Comunidad o al Ayuntamiento, o negociar el alquiler con las familias», indica el sacerdote, que lamenta la poca sensibilidad que ha demostrado en este caso la maquinaria del poder judicial y la Sareb. «Aplastan a estas familias trabajadoras, gente buena que sólo quiere vivir con dignidad, sin tener la más mínima empatía», lamenta Joaquín Sánchez, que espera que la presión de diversas instituciones públicas y la opinión pública logre parar el desahucio.