Fiestas de Primavera

Los sardineros caldean el día del Entierro de la Sardina

Miles de murcianos acuden a la llamada del desfile matutino, que ha llenado de color y música las calles del centro

Alejandro Lorente

Alejandro Lorente

La familia sardinera caldea el ambiente en las calles de Murcia y prepara los ánimos para la gran cita que tendrá lugar esta noche en el gran desfile del Entierro de la Sardina. Los grupos sardineros con sus vistosos y coloridos ropajes han tomado este mediodía el centro de la ciudad para anunciar, con el paso de las charangas, los bailes, las banderolas y las batucadas, que Murcia fue, es y será siempre una gran fiesta sardinera en el mes de abril.

El buen tiempo, algo que se ha mantenido durante todas las Fiestas de Primavera, ha vuelto a hacer acto de presencia y ha ayudado a que los murcianos se decidan a disfrutar de manera masiva el espectáculo ofrecido por las 23 agrupaciones sardineras. Las temperatura, en torno a los 25 grados, invitaba a callejear, a apostarse en algunas de las barras dispuestas en la plaza del Teatro Romea para saborear unas croquetas, una caballitos o unas marineras, bien regadas con un refresco o una cerveza fresquita, mientras uno esperaba que llegara la algarabía del cortejo pagano.

Si en las Fallas de Valencia no puedes recorrer cinco metros sin escuchar el sonido de un petardo, en Murcia, este sábado, no puedes hacer ni dos metros sin escuchar el pito sardinero, la banda sonora de la primavera huertana.

Antes de que diese comienzo el desfile, algunas avanzadillas hachoneras salpicaban algunos puntos estratégicos como Centrofama o las plazas de la Fuensanta, del Romea, o Santo Domingo. Allí, las brillantes capadas doradas del Grupo Ulises, o las fucsias de Plutón calentaban o anunciaban, con sus bandas musicales y su alegría, a modo de preludio, la llegada del desfile matutino de Doña Sardina.

A eso de las 12.00 horas, 30 minutos antes de que arrancase el pasacalles, la plaza Cardenal Belluga, el punto de encuentro para todos los sardineros, se había convertido ya en un hervidero de fantasía, como un sueño daliniano, donde lo mismo podías cruzarte con varias bailarinas engalanadas de plumas blancas, tropezarte con un héroe de ficción o una siniestra bruja, que hacer paso a unos soldaditos de plomo que portaban tenedores y cucharas gigantes de gomaespuma.

Pocos minutos antes de que comenzase el desfile a ambos lados de todo el itinerario se formaron varias filas de personas que custodiaron, un poco más tarde, el paso de las charangas, las coreografías de las banderas (muy celebradas por el respetable) las bailarinas, los cabezudos, los gigantes globos inflables con la forma de algunos personajes de ficción infantiles, sombreros mariachis, comparsas tribales, un androide metálico de unos 7 metros de altura, y los grupos de sardineros y hachoneros bailando al ritmo de las batucadas, y los ritmos carnavaleros, entre otros espectáculos.

Uno de los puntos álgidos del recorrido volvió a ser, un año más, Santo Domingo y el paseo Alfonso X El Sabio, donde los clientes de las múltiples terrazas de esa zona se entremezclaban con aquellos que habían acudido expresamente a presenciar el pasacalles, muchas familias con miembros de todas las generaciones, muchos niños sobre los hombros de sus padres, y mucha gente joven con una imborrable sonrisa en la cara, que se olvidaba, al menos por unos minutos, de la esclavitud del móvil.

El desfile de Doña Sardina, que representa este año la periodista Carmen Conesa, (felicitada por muchos por el incisivo Testamento que ofreció en la noche del viernes) desembocó, como estaba previsto, en la plaza Circular desde tuvo lugar el encendido, con la presencia del alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, de una ensordecedora traca final que ponía el punto y aparte a la fiesta, que abre un pequeño paréntesis para reponer fuerzas para darlo todo en la gran cita de esta noche con el gran desfile del Entierro de la Sardina.