Un trágico suceso ocurrió en Beniajan en el invierno de 1778 causando un hondo penar en toda la zona. Fueron también numerosas las muestras de dolor que se sucedieron en ayuda de una familia que, al parecer, por una negligencia de la madre causó la muerte de un niño de pecho y la pérdida de su barraca con los escasos enseres que poseía aquella familia. La culpa de todo la tuvo el fuego que había encendido la pobre mujer para que sus hijos estuvieran calientes en la humilde estancia de la barraca donde vivían aquellos huertanos pero, con tan mala fortuna, que al parecer ella se vino a la ciudad a vender sus productos de la huerta y se olvidó de apagar ese fuego. Creyó que nada pasaría y lo dejó encendido para que las criaturas pudieran estar calientes en aquel amanecer, imaginamos, muy gélido. El trágico suceso se recoge en las actas capitulares pues, como decíamos, produjo una profunda conmoción en la huerta. «Se quemó la barraca de José Caraba, hijo de Pedro Caraba, que tiene la barraca levantada junto a Beniajan. Murió un niño de pecho hijo de ellos en el interior de la dicha barraca. Los hechos sucedieron cuando la mujer del dicho José Caraba se vino al mercado de Murcia a vender sus verduras dejando en su barraca al niño y a dos criaturas más con la lumbre encendida, que no había apagado, de la cual se prendió dicha barraca. Un pastor vio el incendio, hizo un agujero en uno de los lados y sacó a las criaturas en un hermoso acto de valentía, pero no vio al niño de pecho que murió quemado en su interior. Los vecinos se aprestaron para ayudarles, pero nadie se percató de que dentro de la barraca estaba el de pecho. Gran dolor ha causado en todo Beniajan la muerte de este niño y las pérdidas de José Caraba pues lo poco que tenía se quemó en el incendio de la barraca».