Patrimonio

Reintegrarán las ‘mutilaciones’ de la bóveda de la Capilla del Rosario de Lorca

Las actuaciones se centrarán en la parte original conservada de la pieza que realizó en 1744 José de Ganga Ripoll

El alcalde, Diego José Mateos, y el presidente del Paso Blanco, contemplaban algunas de las piezas que se colocarán en el cascarón de la bóveda de la capilla del Rosario.

El alcalde, Diego José Mateos, y el presidente del Paso Blanco, contemplaban algunas de las piezas que se colocarán en el cascarón de la bóveda de la capilla del Rosario. / Pilar Wals

En la capilla del Rosario, sede religiosa del Muy Ilustre Cabildo de Nuestra Señora la Virgen de la Amargura en la Real y Muy Ilustre Orden Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, Paso Blanco, se iniciaban este lunes los trabajos de “restauración, conservación y puesta en valor del cascarón de la bóveda del retablo mayor”, como anunciaban el alcalde, Diego José Mateos, y el presidente de la cofradía, Ramón Mateos.

Junto a ellos, supervisaban las actuaciones la presidenta del Coro de Damas de la Virgen de la Amargura, María Jesús Pérez Periago; y las ediles de Cultura, María Ángeles Mazuecos; y de Desarrollo Local y Empleo, Isabel Casalduero. Precisamente, la concejalía que dirige ésta última es la que está acometiendo el proyecto del que ofrecía detalles el alcalde: “El objetivo de estas labores de restauración, conservación y puesta en valor es reintegrar los elementos desaparecidos, con la finalidad de reponer la lectura prístina del conjunto y encontrar, en la misma simetría de la obra, modelos exactos de las zonas perdidas”.

Los trabajos han sido ejecutados por el restaurador Antonio García Rico, el ebanista Manuel Mateo Manzanera y el maestro carpintero Alfonso Salas Alcaraz. Todos ellos, pertenecen a la Concejalía de Desarrollo Local y Empleo. Este lunes se iniciaban las actuaciones de montaje para los que se contará con una grúa que permitirá llevar hasta lo más alto al personal y las piezas para ser ensambladas.

Antonio García Rico, centro, ofrecía detalles sobre una de las piezas al alcalde y a la presidenta del Coro de Damas de la Virgen de las Amargura.

Antonio García Rico, centro, ofrecía detalles sobre una de las piezas al alcalde y a la presidenta del Coro de Damas de la Virgen de las Amargura. / Pilar Wals

El restaurador Antonio García Rico explicaba que “la actuación se ha centrado en la parte original conservada del retablo realizado en 1744 por el maestro retablista José de Ganga Ripoll, natural de Orihuela. El cascarón de este retablo no resultó destruido en los convulsos acontecimientos de 1936, como el resto de las partes inferiores, pero sí sufrió la mutilación de algunas piezas, en especial de las situadas en los dos arranques del arco, como son parte de las fajas de cierre, molduras y apliques tallados”.

La intervención, insistía, se ha planteado siguiendo los principios de “restauración patrimonial de idoneidad, reversibilidad y respeto” al original. Para lo que se han utilizado “las mismas técnicas que en origen, con el tallado de piezas en madera noble, aparejados con colas orgánicas y dorados con pan de oro de ley de 22 quilates bruñidos con ágatas”. Y resaltaba que “se han diseñado anclajes ocultos auto portantes de las piezas nuevas a reponer, para no interferir en la materialidad de los elementos originales”.

Detalle de las faltas del cascarón de la bóveda del retablo mayor que se reintegrarán.

Detalle de las faltas del cascarón de la bóveda del retablo mayor que se reintegrarán. / Pilar Wals

El presidente del Paso Blanco destacaba que los trabajos “respetarán al máximo” las pinturas que aparecen en la zona donde se va a actuar”, a la vez que agradecía que el proyecto concluirá el “coronamiento axial del retablo mayor” más de 80 años después de ser quemado durante la Guerra Civil. “Las llamas no alcanzaron las partes más altas, pero sí ocasionaron daños que ahora se repararán”.

Las piezas que se ensamblarán serán unas cuarenta que se “superpondrán como si de un puzzle se tratara. La intención es que todo sea reversible, es decir, que se pueda retirar todo sin dejar cicatriz”, recalcaba Antonio García Rico. Serán visibles las nuevas piezas. “El oro de 22 kilates destacará sobre el oro con depósitos, hollín y uso. Si una vez concluida la colocación de las piezas se observa que queda muy diferenciado, se matizará”, concluía.