Emulando a Heidi se encontraba estos días la edil del Partido Popular, María de las Huertas García Pérez. La protagonista de la serie de dibujos animados recorría la montaña suiza de Alm en compañía de Pedro el cabrero y de su perro Niebla. Y la lorquina realiza estos días una ruta a pie de senderismo por la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, junto a su compañero de partido, el edil Juan Miguel Bayonas López. “No nos faltan ni las cabras, que nos encontramos a cada paso. La primera vez me llevé un buen susto, porque ni se inmutaron, mientras que yo pegué un buen brinco. Deben de estar acostumbradas a los senderistas”, afirmaba entre risas la edil.

En La Toba, en una casa rural, montaban el ‘cuartel general’ desde el que cada día realizan una ruta a pie de senderismo. En la aldea Huelga Utrera junto al caño de agua y un gran árbol comenzaban un recorrido por una pista forestal. “Esto es una auténtica locura. Y está a solo un paso de Lorca. La senda va junto a paredes verticales, nogales y el río que parece juguetear mostrándose y escondiéndose entre la vegetación”, relataba emocionada.

Un mirador al final de una empinada subida ofrece unas imágenes espectaculares de todo el entorno. Y, desde allí, al Charco del Humo. “Es una pasada. Hay una bajada con un desnivel importante, pero merece la pena”, explicaba. La Cueva del Agua, es un clásico del senderismo, visita obligada de una ruta que sigue los pasos de San Juan de la Cruz. Aquí, en 1578, el patrono de los poetas en lengua española, encontró la paz espiritual que buscaba y compuso algunas de sus principales obras literarias, breves –todos sus poemas caben en unos cuantos folios-, pero intensísimas. Era un entusiasta del canto de Philomela, ruiseñor, según la mitología romana, de acuerdo al relato del poeta Ovidio, del que la poesía griega hace múltiples alusiones.

Los cañones del -en esta zona joven río Segura- muestran espectaculares panorámicas y una flora única que emerge de las paredes rocosas. “El agua ha ido erosionando la caliza y ha generado numerosas formaciones de toba que da nombre a la zona, con una flora muy del norte por la humedad y la temperatura”, relataba. Las zarzas, junto al río, comienzan a mostrar su fruto ya maduro, las moras, mientras un poco más en alto sorprende la gran cantidad de avellanos que crean pequeños bosques con un microclima especial. “El agua en esta zona está helada. Nos bañamos en unas pozas del río Madera y cuando nos salimos teníamos las piernas dormidas”, aseguraba. En Huelga Utrera es de obligado cumplimiento saludar a sus vecinos. “Es sorprendente, pero hay muchos lorquinos viviendo allí. Así que cumplimos con la tradición de estar un rato de charla con ellos antes de lanzarnos a la aventura”.

Sus recorridos van de charco en charco. Y así, llegaba al lugar donde se unen el río Madera y el Segura. Y, tocaba baño. “Allí el agua estaba fría, fría, fría… helada. Tanto, que se te cortaba la respiración”. Sobre una roca, el almuerzo. “Nos tomamos unas cervezas muy frías y una lata de mejillones. De verdad, de mejillones”, reía. Durante las jornadas de senderismo los bocadillos y algún tentempié llenan el estómago que por la noche vive su gran ‘homenaje’. “Hicimos nuestra barbacoa reglamentaria en plan ‘Padilla’ con contra muslos de pollo, morcillas, chorizos, salchichas… Una pipirrana y todo bañado con una botella de Juan Gil. En la naturaleza, pero bien comidos”, apuntaba.

Los pantalones cortos, las zapatillas, la camiseta y el forro polar los abandonará en unos días. “Y me pondré el refajo, porque comenzamos los ensayos para el Festival Internacional de Folclore que se celebra con motivo de la ‘Feria Chica’. Conjuntamente, hay que hacer los preparativos del chiringuito que montamos en la Plaza del Rey Sabio, a las puertas del Santuario Patronal”.

El chiringuito les permitirá financiar parte del festival. Cuando termine la ‘Feria Chica’ apenas tendrán unos días para desmontarlo y comenzar a preparar el que tienen en el Recinto Ferial del Huerto de la Rueda, con motivo de la Feria y Fiestas de septiembre. “Las próximas semanas van a ser una locura, porque cuando no esté subida al escenario bailando la ‘Jota Lorquina estaré en la plancha cocinando salchichas y lomos o sirviendo mesas. Estoy de senderismo, pero en unos días me quito las zapatillas y me pongo el refajo”, señalaba divertida.

Bailará en la ofrenda a Santa María la Real de las Huertas, lo que aseguraba le llena de emoción. “Mirar para arriba y verla en su camarín es algo único”. Estos días en la montaña le permitirán llegar descansada “y con la paz y tranquilidad que necesito para afrontar todo lo que está por llegar”. Pero también ha hecho una incursión en la playa. “Siempre acudo a Santa Pola a visitar a una antigua alumna y me tiro dos o tres días tumbada al sol y tomando cócteles de frutas. Este año no me falta de nada. Calor, frío… vuelta a las altas temperaturas. Y con menos kilos, después de estas jornadas maratonianas de andar. Cuando me ponga el refajo habrá que encoger la cintura”.

Reconocía que después de estos años de pandemia, de encierro, de restricciones… echarse al monte es un auténtico lujo. “Recuerdo aquellos días que no podíamos salir de casa, que parecía que te ahogabas… Y cuando me he visto aquí ante tanta inmensidad me ha dado mucha alegría. Ahora, procuro disfrutar los momentos, reírme, compartir ‘raticos’ con familia y amigos y conocer lugares nuevos que, están aquí al lado, a la vuelta de la esquina”. Antes de despedirse animaba a todos a recorrer el enclave en el que se encuentra a donde anunciaba “volveré pronto, porque quiero ver estos bosques con los colores ocres del otoño”.