Entrevista | Miguel Martínez García General de la Guardia Civil y pregonero de la Semana Santa lorquina

“En mi pregón hablaré de blancos y azules por igual, pero se va a notar que soy azul”

"Espero que no me obliguen a estar en la presidencia, me gustaría vivir los desfiles como hago siempre: tenemos 40 sillas y allí nos reunimos cuatro generaciones de azules de la familia"

El pregonero de la Semana Santa, con el altar mayor de San Francisco, al fondo.

El pregonero de la Semana Santa, con el altar mayor de San Francisco, al fondo. / Pilar Wals

 Azul de palco. Azul de los que gritan mientras las cuadrigas levantan la arena a su paso por la carrera. Azul de los que se emocionan cuando el trono de la Virgen de los Dolores cruza el umbral de San Francisco bajo una lluvia de pétalos. Azul de los que guardan la tradición de cenar cuando desfilan los contrarios. Azul de los que alardean por todo el mundo de tener la mejor Semana Santa… Y, ahora, pregonero. El general de la Guardia Civil, el que fuera máxima autoridad de la coordinación de la inmigración en nuestro país, Miguel Martínez García, pregonará este año la Semana Santa lorquina (este viernes, en la Colegiata de San Patricio). Y lo hará relatando muchos de los episodios que ha protagonizado a lo largo de sus setenta años de vida como azul en la Semana de Pasión de nuestra ciudad.

Con sorpresa, “pero honrado por tan tremendo honor”, recibió el encargo que le realizó el presidente de la Hermandad de Labradores, Paso Azul, José María Miñarro González. “Es una gran responsabilidad. Intentaré ser objetivo, hablaré de blancos y azules por igual, pero se va a notar que soy azul”, admite el lorquino que a pesar de sus numerosos destinos por todo el territorio nacional nunca ha faltado a su cita anual. No es procesionista, pero su amor por el Paso Azul le ha llevado a estar muy presente cuando se le ha necesitado. Fue uno de los que pusieron todo su empeño por lograr que el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil escoltara al trono de la Virgen de los Dolores y siga haciéndolo veinte años después, a pesar de que en la mayoría de los lugares donde lo hacía se haya suprimido la compañía a las imágenes titulares.

“No puedo evitar emocionarme cuando veo a la Virgen de los Dolores cruzar el umbral de la iglesia de San Francisco”

-¿Es consciente de que es el pregonero que más largo tiempo ha ostentado ese título?

-Sí. Por una mala causa, la pandemia.

-¿Cómo ha vivido las dos últimas Semanas Santas?

-Como todos los lorquinos, con nostalgia, con pena… Hace dos años, cuando debía haber leído mi pregón, estábamos encerrados. Aunque la comunidad de vecinos donde resido se ha encargado de mantener vivo el ambiente procesionil lanzando vivas desde los balcones y haciendo escuchar ‘El Tres’ y ‘Las Caretas’.

“Me gusta acudir a la exposición de bordados del Paso Blanco, aunque siempre lo hago a horas en que hay menos público”

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-¿Qué tipo de azul es?

-Azul de palco. La vida en el palco es muy entretenida. Me tengo como una persona mesurada y objetiva excepto cuando estoy en el palco. Ahí sufro una transformación. Disfruto gritando vivas, alzando el pañuelo hasta lo más alto mientras pasan los azules y cenando, como manda la tradición, el bocadillo de habas que hace mi hermana de noventa y dos años al paso de la procesión blanca. No grito vivas, pero los contesto hasta perder la voz, algo que siempre me ocurre.

“Disfruto en el palco gritando vivas, alzando el pañuelo hasta lo más alto y cenando el bocadillo de habas que hace mi hermana de 92 años"

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-Este año, por su estatus de pregonero, ¿le veremos en la presidencia?

-Espero que no me obliguen a ello. Me gustaría vivir los desfiles como hago siempre. Tenemos cuarenta sillas casi en frente de presidencia y allí nos reunimos cuatro generaciones de azules de la familia de entre dos y noventa y dos años para ver los desfiles. Vemos pasar a los azules y después cenamos al paso de los blancos. Antes, no se prueba ni un bocado.

-¿Ha sido siempre fiel a la Semana Santa lorquina?

-Siempre, a pesar de mis destinos, alguno en las Islas Canarias. Estuviera donde estuviera siempre me reservaba los días de Semana Santa para volver a mi tierra. Bueno, si soy franco he faltado en tres ocasiones: Cuando estaba preparando el ingreso a la Academia General Militar y los dos nacimientos de mis hijas, porque coincidieron con esas fechas.

-En una familia azul, ¿parecía claro cuál iba a ser su color?

-Casi toda mi familia es azul. Mis padres, mis hermanos y tres de mis cuatro abuelos eran azules, pero además muy azules. Y hasta mi mujer, que no es de Lorca, es azul. Sí supongo que no había dudas desde un principio al color que iba a pertenecer, como tampoco lo hubo con mis hijas y ahora con mis nietos. Hace tres años la pequeña movía el pañuelo en el palco a pesar de su corta edad con emoción y le gusta acompañarme al Museo Azul de la Semana Santa a recorrerlo.

-¿Cómo se vive la Semana Santa en su casa?

-Es un no parar desde la víspera del Viernes de Dolores, la noche de la Serenata, hasta el Domingo de Resurrección. Se buscan los pañuelos y asistimos a todos los actos desde la recogida de banderas, los desfiles… No solemos faltar a ningún acontecimiento esos días. A veces en casa tenemos más bullicio del habitual, porque viene gente de fuera. He sido anfitrión en muchas ocasiones. Siempre que he podido he hablado de nuestra Semana Santa y eso ha llevado a que muchos quisieran conocerla.

-¿Qué sintió cuando el presidente del Paso Azul, José María Miñarro, le llamó para anunciarle que iba a ser el pregonero?

-Recuerdo que estaba en casa. Eran las nueve de la noche cuando sonó el teléfono. Se lo agradecí mucho. Me siento honrado por pregonar la Semana Santa lorquina, pero a la vez preocupado por la responsabilidad que conlleva, por dar la talla. Intentaré ser objetivo. Hablaré de blancos y azules por igual, pero se va a notar que soy azul. Los sentimientos no se pueden reprimir. Intentaré ser objetivo.

-¿Dónde y cuándo ha encontrado la inspiración para escribir el pregón?

-En casa y por la noche, cuando me dan libre los nietos. He tenido tiempo suficiente no para hacer uno, sino dos y hasta un tercero. Me hice un esquema y a partir de ahí comencé a volcar mis sentimientos y vivencias. Huyo de hacer una exposición pormenorizada de todo el patrimonio de cada paso.

-¿Qué momentos le emocionan año tras año de la Semana Santa lorquina?

-No puedo evitar emocionarme cuando veo a la Virgen de los Dolores cruzar el umbral de la iglesia de San Francisco. Hasta hace unos años siempre la veía salir desde la calle, pero alguien me dijo que en el interior se vivían unos momentos únicos de recogimiento y desde entonces así lo hago. Pero también la salida del Cristo de la Coronación y del Yacente me emocionan. Una vez que ya están en procesión salimos disparados para el palco. La primera vez que escucho ‘Las Caretas’ o veo ‘El Guion’ por la Corredera, también siento una gran satisfacción.

-Y, ¿qué instantes cree que lorquinos y visitantes no deben perderse?

-El ambiente previo a la procesión del Viernes de Dolores es único con las mantillas y los mayordomos preparándose para el desfile en torno al trono de la Dolorosa y la oración que le dedican los portapasos antes de salir. Salen varias mantillas de la familia y voy a hacer fotos.

-¿Qué otras visitas son de obligado cumplimiento?

-La bajada de El Calvario del Paso Morado es impresionante y me gusta también acudir a la exposición de bordados del Paso Blanco, aunque siempre lo hago a horas en que hay menos público para poder contemplarla mejor. A la Procesión del Silencio, del Barrio, hace algún tiempo que no voy, porque prácticamente no da tiempo a llegar desde que termina el desfile por la carrera principal. Este año procuraré estar en todos sitios como hago siempre.

-¿Es procesionista?

-No. Nunca he procesionado. No me lo han ofrecido, pero es que antes podía dedicar poco tiempo al paso, al estar todo el año viviendo fuera. Ahora suelo acudir a todos los actos que se celebran.

-¿Qué siente cuando ve al Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil escoltar a la Virgen de los Dolores?

-He llevado ese uniforme durante cuarenta y tres años y sigo siendo guardia civil, por lo que supone una gran satisfacción. Nos movimos bastante para lograr esa escolta. Colaboré junto a mucha gente para conseguirlo. Es además un honor que sigamos contando con el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil porque es una de las pocas Semanas Santas, junto a la de Málaga, donde están presentes. Ha habido muchas presiones, pero seguirá la escolta.

-Creo que recibió muchas felicitaciones tras conocerse que será el pregonero.

-Sí. Es curioso la confianza que todo el mundo me expresa que me lleva a preocuparme aún más. Me dicen que saben que lo haré muy bien. Bueno, habrá que verlo. La familia me ha indicado que quizás deba guardar la compostura en el palco y no gritar, pero eso es difícil porque en ese palco uno no se puede contener.

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