Consulta popular

Noboa logra el respaldo de los ecuatorianos para que los militares participen activamente del combate contra el narcotráfico

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, durante el referéndum para respaldar nuevas medidas de seguridad para reprimir a las bandas criminales.

El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, durante el referéndum para respaldar nuevas medidas de seguridad para reprimir a las bandas criminales. / César Muñoz

Abel Gilbert

 Una crisis energética que deja al país a oscuras, la ruptura de relaciones con México y el repudio regional al asalto de la policía a su embajada en Quito, así como nuevos ramalazos de inseguridad, con el asesinato de dos alcaldes, no frustraron por completo los planes de Daniel Noboa. En medio de esas circunstancias, el presidente obtuvo una victoria política a medias al conseguir en una consulta popular el aval ciudadano a una serie de reformas que incidirán en el papel de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interna. De acuerdo con los primeros resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE), las preguntas relativas al nuevo peso del Ejército en el combate contra el narcotráfico, la extradición de ciudadanos involucrados en esos delitos, el control de armas, el incremento de las penas contra los delincuentes, fueron contestadas positivamente por un 60% promedio de los ciudadanos. El apoyo "complementario" de las estructuras castrenses "en las funciones de la Policía Nacional" enfrentar a las bandas, "reformando parcialmente la Constitución", consiguió el 73% de los votos positivos.

En cambio, la propuesta de instituir el "trabajo por horas" en un país con alta informalidad, superior al 55% de la población económicamente activa no tuvo la misma suerte: apenas la respaldó el 36,4%. El Gobierno confiaba que con el avance del escrutinio pudiera acortarse la diferencia con el "No" a los cambios que anhela el empresariado. El trabajo por horas fue presentado como el mecanismo idóneo para atraer inversiones. El traspié no sorprendió a algunos analistas teniendo en cuenta la conflictividad social contenida en un país donde los dos antecesores de Noboa, el exbanquero Guillermo Lasso y Lenin Moreno, enfrentaron fuertes protestas de trabajadores, parados, campesinos adscritos al movimiento indígena. La posibilidad de que el Estado reconozca el arbitraje internacional como método para solucionar controversias en materia de inversión, contractuales o comerciales tuvo un rechazo del 60%.

De esta manera, Noboa refrendó frente a la sociedad su política de "mano dura" frente a los grupos fuera de la ley, algo que en los hechos ya había comenzado a ejercerse desde que el presidente decretó en enero el "estado de conflicto interno" debido a los desafíos del narcotráfico a las autoridades públicas. Una vez que entren en vigor los cambios en la Carta Magna, en un plazo no mayor de 65 días, el Ejército tendrá un mayor protagonismo tanto en las prisiones como en las calles para enfrentar a las bandas narcotraficantes. Noboa quiere mirarse en el espejo del salvadoreño Nayib Bukele y reducir drásticamente la tasa de asesinatos, así como la capacidad operativa de esas bandas.

Seis meses de gestión

Noboa no esperaba ganar las elecciones de 2022, convocadas para completar el mandato de Lasso, quien había dimitido para evitar una destitución parlamentaria. Una serie de acontecimientos, entre ellos el asesinato de uno de los candidatos, Fernando Villavicencio, lo convirtieron a los 35 años en la opción para evitar la llegada al palacio de Carondelet de Luisa González, una aliada del expresidente Rafael Correa.

Con seis meses al frente del Ejecutivo, este hijo de la gran fortuna ecuatoriana, el magnate bananero Álvaro Noboa, ha logrado afianzar sus aspiraciones de cara a las elecciones de febrero del próximo año. La consulta popular le ha dado mayor fundamento a ese deseo de permanencia.

Noboa ha demostrado una osadía que sorprende a propios y extraños. No solo en el manejo del "estado de conflicto interno" sino en la crisis diplomática con México que detonó con el asalto policial para capturar al exvicepresidente Jorge Glas. A pesar del aislamiento regional y el rechazo de la justicia a la embestida, Noboa no solo la ha defendido a capa y espada. También elevó su confrontación con su colega el pasado viernes a Ismael "El Mayo" Zambada, uno de los capos del cartel de Sinaloa, entre los objetivos militares de las fuerzas del Estado ecuatoriano, con veladas alusiones al Gobierno mexicano. "Hay gobiernos que ayudan y cooperan con estas estructuras criminales transnacionales. Pero no vamos a permitir que ellos interfieran con el país. Ecuador está abierto al mundo, a cooperar por el bien. Pero jamás vamos a cooperar con la delincuencia, el terrorismo, jamás vamos a cooperar con el narcotráfico".