Sobornos en la frontera

"Por favor, ayúdanos a abandonar Gaza": los palestinos lanzan campañas de micromecenazgo para huir del país

Miles de gazatíes apelan a la solidaridad global con iniciativas de financiación colectiva que les permitan abandonar el asediado enclave, pagar sus tratamientos médicos o la reconstrucción de sus hogares

Andrea López-Tomàs

"Por favor, ayúdanos a abandonar Gaza…". Desde hace semanas, mensajes así llegan por cualquier vía. En las redes sociales, se suceden publicaciones parecidas y, a veces, la desesperación se cuela en las bandejas de entrada. Piden una donación. Cualquier mínima ayuda monetaria les sirve para acercarse a su huida del horror. Después de más de cinco meses de guerra, centenares de personas en la Franja de Gaza que han logrado sobrevivir han lanzado campañas de financiación colectiva para asegurar sus vidas. De forma detallada, explican para qué usarían el dinero: tratamientos médicos, reconstrucción de sus casas, o financiar el exorbitante éxodo definitivo fuera de las fronteras gazatíes. Abandonados a su suerte, confían en la bondad y la solidaridad de aquellos aún pendientes de su sufrimiento. 

Cuando, por fin, pudo evacuar Gaza junto a su marido y su hijo de dos años gracias a su nacionalidad rusa, Diana el Hadidi dejó gran parte de sí misma en su tierra natal. Pero su preocupación no amainó. Allí, al final del enclave palestino, en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, sigue la familia de su marido. "No se pudieron marchar porque son palestinos y si quieren irse, tienen que pagar 10.000 dólares por persona en la frontera", declara a este diario, después de compartir su campaña de financiación colectiva en el portal estadounidense GoFundMe para conseguir sacarlos. Lleva por título: "La guerra se lo lleva todo, pero no nuestro espíritu". En un mes, sólo han conseguido recaudar 200 dólares de los 200.000 que piden. "No nos queda nada", constata Diana. "El dinero sería para ayudarles a salir de Gaza y compensar todo lo que hemos perdido, incluidas tres casas y un coche", constata.

"Sólo recen por nosotros y no dejen de hablar de Gaza", pide Diana. Es este temor el que ha movilizado a centenares de personas a apelar a la solidaridad. Sin esfuerzos diplomáticos para evacuarlos ni ayuda humanitaria suficiente para auxiliarlos, muchos aún confían en la bondad del ser humano. Algunos gazatíes, no muchos, han conseguido salir del enclave gracias a los esfuerzos individuales de personas alrededor del mundo que les ayudaron a financiar su huida. Inspirados por sus vecinos, Ayman y Hanaa Mansour decidieron probar suerte para su familia también. "Aquí en Gaza ya hemos tolerado demasiado", explica Hanaa, desde el norte del enclave. "Hemos sido sometidos a la guerra, a la muerte, al hambre, a las enfermedades contagiosas, a todo, ya son 150 días de guerra, y esto es demasiado para tolerar", cuenta a este diario a través de mensajes de audio. La forma más directa de entrar en su derruida vida. "Iniciamos un crowdfunding para poder tener una nueva esperanza, una nueva vida tal vez, esto es con lo que estamos soñando", confiesa.

Captura de pantalla de campañas de micromecenazgo para salir de Gaza en la plataforma GoFundMe.

Captura de pantalla de campañas de micromecenazgo para salir de Gaza en la plataforma GoFundMe. / EPC

Empresa egipcia

En la voz de esta profesora de inglés, aún se intuye el entusiasmo. "Mi marido y yo hablamos mucho sobre cuál sería nuestro objetivo, si recaudar dinero para reconstruir nuestra casa dañada por un ataque aéreo, o salir de Gaza, escapar, ir al lugar seguro más cercano", explica la también madre de un bebé de cuatro meses. "Como aquí todo se está deteriorando, todo se está poniendo muy mal y nada se detiene, ni las bombas ni los ataques aéreos cesan, nos decantamos por el segundo objetivo", añade. Aunque las fronteras de Gaza están supuestamente cerradas, desde el principio de la guerra, se ha demostrado que quien tiene dinero aún puede cruzarlas. Por eso, las familias piden un promedio de 38.000 dólares, de acuerdo a una investigación del canal británico Sky News. 

Para salir de Gaza, los ciudadanos palestinos pagan entre 4.500 y 11.000 dólares por un permiso para entrar en Egipto. El monopolio de este negocio lo tiene la empresa egipcia Hala Consulting and Tourism, que actúa en coordinación con las autoridades israelíes. Antes de la guerra, ya ofrecía los servicios para abandonar Gaza por el paso de Rafah aunque por un módico precio de 350 dólares. Desde el 7 de octubre, las tarifas se han multiplicado por 14. Cada día unas 250 personas obtienen el permiso para salir del enclave palestino. Por lo tanto, Hala podría estar ganando actualmente hasta un millón de dólares por día, según la investigación de Sky News. En ciertas ocasiones, aparecer en esa lista no garantiza la partida, ya que los problemas de conexión debido a los apagones de comunicaciones impiden que las personas sepan que han sido las elegidas y pierdan su turno, obligadas a volver a pagar esa fortuna que no tenían ni tendrán.

Voluntarios de todo el mundo

La empresa Hala no es la única que se beneficia de la desesperación de los gazatíes. También las plataformas de micromecenazgo reciben su parte. GoFundMe, por ejemplo, cobra el 2,9% de la donación total y 0,30 dólares por donación. Además, algunos de los organizadores de estas campañas, que suelen ser personas de fuera de Gaza debido a las dificultades de acceder al dinero en el enclave, han denunciado que les han congelado algunas cuentas. Para impulsar estas iniciativas individuales desde Gaza, se han organizado esfuerzos colectivos por parte de voluntarios alrededor del mundo. La Operación Rama de Olivo es una de ellas. En un documento público, recogen las campañas de más de 500 familias "con la esperanza de mejorar su accesibilidad y su alcance a posibles donantes y defensores", tal y como explican en el mismo. También hacen un amplio esfuerzo en redes sociales publicando periódicamente y contactando con personas influyentes para dar a conocer las demandas de estos gazatíes.

"Veíamos a la gente empezar estas campañas y no nos sentíamos muy motivados para hacerlo", explica Hanaa. "Pero ahora estamos agotados, estamos muriendo todos los días y no tenemos mucha energía más para vivir este genocidio", denuncia con un deje de hartazgo en su voz. "Al principio, teníamos más esperanzas de que las cosas mejorarían y que esta guerra terminaría, pero ahora no sentimos esperanza, la hemos perdido", concluye. El día anterior, las fuerzas israelíes bombardearon una casa cerca de donde viven y sólo un miembro de la familia sobrevivió. Pese a su falta de esperanza, Hanaa ha empezado un club en su casa para ayudar a los niños de su barrio a expresarse a través del teatro. Mientras, sigue reenviando el enlace de su campaña a todos los que conoce por si algún día les toca a ellos la suerte de escapar de Gaza.