Derechización de Europa

Los ultras de AfD logran su primera victoria en un distrito alemán

En la primera ronda de los comicios locales, Sesselmann se disparó a la primera posición por un 37% de los votos

Robert Sesselmann.

Robert Sesselmann. / AFP

Marina Ferrer

La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) con el voto de 14.992 electores la pantalla que precisa para exhibir su poder: ha sido en Sonneberg, el más pequeño distrito de Turingia, en el este de Alemania, con un total de 48.269 ciudadanos con derecho a voto, de los cuales lo ejerció el 59,6% --o sea, 28.778-. Un total de 14.992 personas votaron al candidato de la AfDRobert Sesselmann, mientras que 13.419 a su único rival, el conservador Jürgen Köpper. Es decir, la ultraderecha se alzó con un 52,8% de los votos.

Que algo así ocurra en un país de 84,4 millones de habitantes no debería sacudir el tablero político por el pequeño número de votantes. Pero es la señal que AfD buscaba para demostrar que el cordón sanitario que sigue defendiendo Alemania no les impide exhibir victorias. O incluso gobernar, aunque en términos estrictos el cargo ganado por Sesselmann es meramente administrativo.

El terremoto llevaba dos semanas preparándose. En la primera ronda de los comicios locales, Sesselmann se disparó a la primera posición por un 37% de los votos. Que el resto de los partidos hiciera piña en torno al otro finalista no le evitó la derrota. Todo eso ocurrió el domingo, con la atención mediática centrada en ese pequeño distrito del extremo sur de Turingia, limítrofe con Baviera.

Radicalización

Eran muchos los ingredientes los que confluían en los comicios además de la posibilidad de que la AfD se llevara su primera victoria en un territorio alemán, 10 años después de su fundación. Turingia es el Land donde la AfD está comandada por el líder más radical de la AfD, Björn Höcke. Ha impuesto su línea en la cúpula, tras arrinconar a los llamados moderados –entre ellos, el expresidente Jörg Meuthen, que abandonó el partido--. Y logra para la formación los mejores resultados del país, incluida su mitad este, donde los sondeos sitúan a la AfD en la primera posición en intención de voto.

Turingia es la bestia negra de la política alemana desde que en 2020 hubo un amago de rotura del cordón sanitario a escala regional, al ser elegido como primer ministro de Turingia un candidato liberal, Thomas Emmerich, con el apoyo de conservadores y ultraderechistas. La entonces cancillera Angela Merkel ordenó revertir esa elección, hubo dimisiones en cascada entre conservadores y liberales, mientras Höcke saboreaba su proeza.

Cargo electo con competencias administrativas

“No exageremos lo ocurrido. Un regidor de distrito es un cargo electo con competencias meramente administrativas”, afirmó el primer ministro de Turingia, el izquierdista Bodo Ramelow, actualmente al frente de una coalición en minoría y apuntalada por socialdemócratas y verdes. La siguiente llamada a no extrapolar la dimensión del voto de Sonneberg procedió del actual líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el derechista Friedrich Merz, quien mantiene la consigna de Merkel de rechazar toda cooperación con la AfD. La líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Saskia Esken, admitía que parte del auge de la AfD se debe a la debilidad del tripartito de su correligionario Olaf Scholz con verdes y liberales. A escala nacional, los sondeos colocan a la AfD en segunda posición en intención de voto, superados por los conservadores de Merz y por delante del socialdemócrata Scholz.