Binyamín Netanyahu no se detiene. Y ahora, no puede pararlo ni la ley. La Kneset, el Parlamento israelí, ha aprobado la legislación que protege al primer ministro israelí de ser considerado incapaz de gobernar por su juicio por corrupción. Apenas unos días después de anunciar que suavizaría e, incluso, retrasaría la reforma judicial, el Ejecutivo de extrema derecha ha ratificado la ley que limita las circunstancias en las que se puede destituir a un primer ministro. A modo de protesta, miles de personas se han lanzado a la calle bloqueando carreteras y ondeando banderas en el "día del cierre".

Gracias a una mayoría de 61 a 47 en una Kneset con 120 escaños, Netanyahu termina la jornada más protegido de lo que la empezó. Después de una votación que se alargó toda la noche, el Ejecutivo ultraconservador ha celebrado la aprobación de la primera de las tres leyes que conforman la polémica reforma judicial. Según la nueva legislación, un primer ministro sólo puede ser considerado no apto para gobernar por razones de salud o mentales y únicamente él o su gobierno pueden tomar esa decisión. Esta derrota para la democracia llega en medio de llamadas de la oposición a la fiscal general del Estado para que le declare no apto para gobernar por sus problemas con la justicia. 

Tres juicios por corrupción

Pese a sus tres juicios por corrupción, Netanyahu puede seguir en el poder. Israel es un Estado que carece de constitución y se rige por un conjunto de "leyes básicas" cuasi constitucionales. Este jueves 61 parlamentarios han decidido modificar este pilar del sistema democrático israelí que anteriormente carecía de detalles sobre las circunstancias que podían dar lugar a las situaciones en las que un primer ministro ya no sea apto para gobernar. Desde la oposición o, incluso, desde altos puestos en el poder judicial, se ha alertado del peligro de esta reforma impulsada por el gobierno de Netanyahu. Esta ley en concreto es vista como hecha a medida del líder israelí, a la vez que fomenta la corrupción y profundiza el abismo que domina la sociedad israelí.

A las puertas del 75º aniversario de la creación del Estado de Israel, el país hebreo está sumido en una de las peores crisis domésticas de su historia. Decenas de miles de personas han vuelto a salir a la calle este jueves para escenificarlo, bloqueando carreteras y reuniéndose a las puertas de los hogares de los ministros. Hay al menos 60 detenidos y la policía ha usado cañones de agua para dispersar a las multitudes. La sociedad israelí está dividida entre quienes consideran que las nuevas políticas despojan a Israel de sus ideales democráticos y los que afirman que el país ha sido invadido por un poder judicial liberal. 

Tras otra jornada parlamentaria maratoniana y muy tensa, Netanyahu tenía previsto viajar esta tarde a Londres. Allí se reunirá con su homólogo británico, Rishi Sunak, para abordar la "cuestión iraní". "Su reunión se centrará en el tema iraní y la necesidad de formular un frente internacional unido contra Irán para detener su programa nuclear", informó la oficina del primer ministro en un comunicado. Desde la reanudación de relaciones entre Teherán y Riad, el mandatario israelí ha viajado hasta Roma y Berlín para reunirse con sus pares, Giorgia Meloni y Olaf Scholz, y abordar estas preocupaciones.