La oficina de Derechos Humanos de la ONU se ha comprometido a tratar con las autoridades de Emiratos Árabes Unidos (EAU) las dudas surgidas sobre la situación de la princesa Latifa bin Mohammad al Maktum, hija del emir de Dubái y desaparecida desde que difundiese unos vídeos en los que denunciaba ser "rehén" de su familia.

Un portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville, ha confirmado que "sin duda" plantearán las "nuevas informaciones" a las autoridades emiratíes. Asimismo, no descartan que se puedan implicar otros organismos de la organización "una vez hayan analizado el nuevo material" difundido por la cadena británica BBC.

El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, también ha reconocido que su Gobierno está "preocupado", si bien se ha mostrado partidario de "esperar" para ver cómo avanza la investigación que pueda abrir Naciones Unidas.

Latifa, que tiene ahora 35 años, intentó por primera vez escapar de Dubái cuando aún era adolescente, pero su caso dio la vuelta al mundo en 2018, después de que abandonase el país en un barco junto a una antigua monitora, Tiina Jauhiainen. La embarcación fue interceptada tras ocho días de navegación frente a las costas de India.

La princesa contó entonces a sus amigos que quería escapar debido a las restricciones que le imponía su familia y fundamentalmente su padre, el emir Mohamed bin Rashid al Maktum, e hizo públicas denuncias de supuestos abusos que siempre han negado las autoridades emiratíes.

Aislada y sin contacto con el exterior, logró grabar nuevos vídeos en los que insistía en que seguía recluida y a merced de su familia. Según estos vídeos, difundidos ahora por la BBC, la princesa estaba sola en una casa con las puertas y las ventanas cerradas y vigilada por las fuerzas de seguridad, sin acceso a médicos o abogados.

Se sentía una "rehén", como ella misma asegura en las grabaciones, que en un momento dado se interrumpen por motivos que su entorno desconoce. Según Latifa, estos vídeos los grababa con un móvil secreto y dentro del baño, ya que era la única puerta que sus vigilantes le permitían cerrar.

Jauhiainen ha explicado que hace públicos ahora estos mensajes porque "ha pasado mucho tiempo" y está preocupada. "Siento que querría que luchásemos por ella y no nos rindiésemos", ha contado a la radiotelevisión pública británica.