Los niños que manejan dos o más idiomas son una realidad cada día más común en nuestro país. La adquisición del lenguaje tarda años, por eso mientras más temprano se estimule el segundo idioma más fácil será dominarlo. El cerebro posee centros de lenguaje que están especialmente preparados para manejar el código lingüístico. Antes de los 12 años, una nueva lengua produce cambios estructurales en estos centros y la persona aprende el segundo idioma sin acento. Después de esta edad, el aprendizaje recae más en los centros de la memoria que en los del lenguaje y por eso en los adultos el proceso es más intelectual que en los niños.

A corta edad, el nuevo lenguaje se aprende en forma natural porque el niño está programado para ello. Para él es fácil, no le complican los dos idiomas y absorbe todo como una esponja.

Colegios bilingües

Ser bilingüe implica manejar dos códigos lingüísticos con la misma eficiencia. No se trata tan sólo de comunicarse, sino de pensar en otro idioma. Tener dos lenguas abre un mundo de posibilidades al niño; al poseer un doble instrumento para pensar se le facilita cualquier aprendizaje: desde las matemáticas hasta otra lengua.

Muchos padres quieren que sus hijos lo sean y para lograrlo los matriculan en colegios bilingües. Pero es importante analizar las razones que los motivan a ello. Si la familia no habla ese idioma hay que ser conscientes de que va a depender más del colegio que de ellos. Además, es necesario verificar que el niño no tenga problemas de aprendizaje o de lenguaje.

Sin embargo, el que los padres fomenten el ser bilingüe también implica responsabilidades. Una segunda lengua facilita alternativas como viajar o estudiar en otros países. Cuando el niño crezca va a tomar opciones y hay que darles la libertad de poder elegir.

Hay que tratar de mantener el segundo idioma en el ambiente familiar. No hay que mezclar las dos lenguas y, si es posible, asociar la segunda a una persona, por ejemplo, uno de los padres.

Lo fundamental es que el aprendizaje sea entretenido. Para ello se pueden utilizar libros, canciones o películas. A los adolescentes se les puede estimular haciendo un buen uso didáctico de las posibilidades que brinda Internet. El contacto con personas que hablen esa segunda lengua o los viajes son otra alternativa..