Llegar a Bullas es entrar por la puerta principal al noroeste murciano. Hay demasiadas razones para pasar un fin de semana en Bullas, una ciudad que ha conseguido vincular su futuro turístico a sus preciados y trabajados caldos, pero esta ciudad ofrece al visitante mucho más que apreciar, saborear y disfrutar de sus vinos. Conocer Bullas y sus paisajes sin filtros, en estado puro, puede convertirse en el mejor descubrimiento de la Región de Murcia.

Punto de inicio: El Museo del Vino de Bullas

Iniciaremos nuestro recorrido en uno de los principales enclaves turísticos de esta ciudad, su Museo del Vino, donde sus responsables están poniendo sus cinco sentidos en un lugar con historia propia. Es mejor reservar con antelación, el precio es muy asequible; sin duda merece la pena pararse aquí una hora antes de recorrer sus plazas, sus calles y sus recovecos.

La Casa Museo de Pepe Marsilla, en el corazón de la ciudad, será nuestra próxima parada, ya metidos de lleno en el casco histórico de la ciudad, donde su Plaza de España, pero sobre todo su Plaza del Ayuntamiento y su Plaza Vieja, le seducirán y envolverán continuamente, sobre todo si vienen a pasear su mercado ya legendario El Zacatín, que llena de magia, historia y color sus recónditas callejuelas cada primer domingo de mes.

La naturaleza, la mejor aliada de Bullas

Pocos destinos turísticos pueden presumir el disponer de rincones naturales y paisajes únicos al alcance de la mano. Y es que Bullas tiene en la naturaleza a su mejor aliado. Desde la Senda de los diez puentes y medio (La Regidora), junto a su histórico Cristo de Carrascalejo, el paraje de la Rafa, o el Aceniche, donde los viñedos miran cara a cara a todo un bosque frondoso de pinos que esconden la que quizás sea una de las carreteras más bonitas de la región, y que nos llevaría hasta las Tierras Altas de Lorca (Avilés y Coy), o su buque insignia, el Salto del Usero, donde afortunadamente la intervención municipal está consiguiendo no solo conservar, sino poner en valor un paraje único.

Algún día, estoy convencido que las administraciones públicas competentes, se darán cuenta que en el río Mula, tiene Bullas uno de sus mayores tesoros por descubrir, y si consiguen ponerlo en valor en todo su conjunto, se convertirá en un lugar de referencia del turismo de naturaleza en este rincón del mediterráneo.

Sería injusto no resaltar lo que significa el Camping de la Rafa para la ciudad, no solo porque esté junto a quizás la mejor piscina al aire libre que uno pueda encontrar, sino porque se ha convertido en una referencia, y a pesar de sus años, sigue conservando su alma.

La gastronomía, parada obligada en Bullas

Si algo tiene Bullas que sobresale por encima de las demás ciudades del interior del Noroeste es su gastronomía, el único problema es dudar entre tanta oferta, desde El Taller de Sabores de Juani, hasta el Asador del Noroeste, pasando por el tapeo en el Bar Caracoles o disfrutar como un 'enano' en el Borrego, donde Salvador sigue cosechando adeptos.

Entretempos, en su Plaza Vieja, es también una apuesta segura, alcanzando un nivel gastronómico importante. Lo mejor aquí es apostar por su Menú Degustación, muy bueno la relación calidad-precio bastante aceptable, pero sobre todo, déjese aconsejar a la hora de elegir un vino. Nota: No dejen de probar sus puerros con jamón ibérico y manitas de cerdo.

La Torre del Reloj de Bullas, más de un siglo de historia

Pero antes de lanzarnos a la comida, desde la Plaza del Ayuntamiento por el Camino Real, tienen que ir a conocer por dentro la Torre del Reloj de 1900 (Torre de Santiago), por cierto, que sorprendentemente sigue sin estar mínimamente señalizada, lo que significa que todavía queda mucho camino por recorrer en materia turística.

Para entrar en ella, es imprescindible contactar con la Oficina de Turismo, pero si pueden, que les acompañe como guía, no solo de la Torre, sino de la ciudad, José Luís García Caballero, autor de varios libros sobre la ciudad, y que podrán conocer las entrañas de esta ciudad mucho mejor. No dejen de subir hasta su campanario, las vistas de la Región son únicas, si van pequeños, lleven cuidado en la escalera final.

Villa Romana de Los Cantos, imaginación bajo nuestros pies

Otro de los lugares, previa reserva, que es muy recomendable llevar a cabo en Bullas, es sin duda su visita a La Villa Romana de Los Cantos, a dos kilómetros de la ciudad. Una lástima que la inversión en Patrimonio siga siendo la hermana pobre de la administración, baste recordar, que hace apenas unos meses, la Venus de Bullas fue traída desde Madrid al Museo Arqueológico de Murcia, y ni siquiera tuvieron la decencia los cargos públicos regionales el invitar a la corporación municipal a recepción de la misma, lo que nos pone frente a un espejo sobre la realidad que vivimos, no solo turística, sino de colaboración y cooperación entre las administraciones públicas, una pena. Lo mejor de la visita a esta Villa Romana no es lo que se ve, sino lo que uno imagina que está bajo nuestros pies. No se la pierdan.

Visita guiada por la Casa de la Cultura de Bullas

Dónde está Bullas