El guitarrista Pat Metheny (Missouri, 1954) vuelve al Jazz SanJavier -uno de los grandes festivales europeos de formulación abierta-, cautivador hasta el punto de hacer que «el oyente se alegre de estar vivo al mismo tiempo que un artista tan creativo», como dijera de él Doug Collette. Partiendo del jazz, llega a lugares.

Ganador de 20 premios Grammy y considerado uno de los mejores guitarristas de jazz de todos los tiempos, Pat Metheny ha recibido este año el más alto honor en el jazz que se otorga en los Estados Unidos: el NEA Jazz Master. En 1980 publicó American Garage aventurándose en una música que partía del jazz pero incluía mucho del moderno folklore norteamericano, la música siempre un poco anónima de las radios FM y el jazz impersonal que la televisión y cierto cine suelen usar como ambientación estandarizada. El camino de Metheny es tan complejo y múltiple como su propia música. Ha derribado varias de las fronteras edificadas entre el jazz y otros géneros, y es el músico de su generación más respetado por sus maestros y predecesores: ha tocado junto a Ornette Coleman, Jim Hall, Herbie Hancock, Charlie Haden, Roy Haynes y Dewey Redman entre otros próceres del género. Según Steve Reich, Metheny es «el músico más importante del momento».

Después de concederse un período de descanso, Pat Metheny retornó hace dos años con dos álbumes casi simultáneos. Por un lado, The unity sessions (Nonesuch), con temas en directo del grupo originalmente formado por el saxofonista tenor Chris Potter, el bajista Ben Williams y su batería habitual, Antonio Sánchez; por otro lado, Cuong Vu Trio meets Pat Metheny (Nonesuch), su colaboración como intérprete y productor junto al trompetista vietnamita que fuera miembro del célebre Pat Metheny Group. Ahora ha renovado sus socios en escena, después de actuaciones puntuales al lado del vibrafonista Gary Burton, figura medular en sus inicios, y del bajista Ron Carter.

Como siempre, hay virtuosismo y un ajuste descomunal, con su peculiar guitarra Pikasso -tres mástiles, 42 cuerdas-. La música transcurre con fluidez; todo parece natural y fácil, y así se escucha. No hay nada rimbombante o pretencioso. No hay envaramiento. Sin embargo, asombra la profundidad musical, el nivel de detalle en los arreglos, el tratamiento espacial del sonido, el cuidado por los aspectos tímbricos y la diversidad de planos rítmicos. El paso del tiempo ha concedido a Pat Metheny una madurez musical ajustada a su personalidad. Pocos guitarristas pueden presumir hoy de tener señas de identidad inconfundibles, gestos que le delatan a los pocos segundos de una escucha.

Ya lejos los tiempos del Pat Metheny Group -banda con la que ofrecería una perspectiva fresca e innovadora del jazz fusión, con el pianista Lyle Mays como mejor escolta-, el guitarrista no ha cesado de dar pasos adelante en una carrera que va camino del medio siglo. Si bien su carácter más transgresor lo imprimió en aquella época, él, como todo músico inquieto, busca permanentemente nuevos vectores a través de los cuales desarrollar su creatividad. Según su propia confesión, con esta gira, pretende rescatar temas apenas interpretados en directo y ofrecer una dimensión distinta de su música al lado del nuevo cuarteto, en el que sólo permanece Antonio Sánchez, su batería desde hace 18 años.

Siempre atento al curso de los tiempos, Metheny ha incorporado a dos músicos jóvenes: la bajista de Malasia Linda May Han Oh y el pianista británico Gwilym Simcock (ambos se reconocen influidos por distintas etapas de Metheny); completa el cuarteto su batería habitual Antonio Sánchez, conocido por la genial banda sonora de Birdman.

Siempre con un sonido inconfundible y una promiscua relación con su propio instrumento, Metheny ha trabajado en ámbitos bien distintos con muchos de los grandes nombres de la historia del jazz contemporáneo, desde que en 1974 colaborara en el álbum Jaco (ECM) del bajista Jaco Pastorius. John Scofield, Herbie Hancock, Brad Mehldau, Michael Brecker o Charlie Haden, con quien realizó el inolvidable Beyond the Missoury sky (Verve), son solo algunos de los numerosos artistas de primer nivel a los que ha sumado su talento el más joven guitarristas de los inducidos en el Downbeat Hall of Fame, al lado de Django Reinhardt, Charlie Christian o Wes Montgomery.