Mayoral amarga el día en el que Griezmann iguala a Luis Aragonés como goleador histórico del Atlético

El 19 de diciembre, en una gélida noche, se programó un Atlético - Getafe. Un partido intersemanal antes del parón de Navidad (aunque a los rojiblancos todavía les quede el duelo aplazado contra el Sevilla). Pero este encuentro perdido en un martes quedará en la historia del conjunto rojiblanco. La jornada en la que Antoine Griezmann alcanzó a Luis Aragonés y sus 173 goles.

Batalla de seis dianas, donde los locales no pudieron superar el récord de victorias (20) seguidas como local a pesar de ponerse 3-1 en un duelo donde jugó más de una hora con diez hombres por la expulsión de Savic. Simeone contra "Bordalás, papá", solo con eso ya merecía la pena.

A estas alturas de la temporada no deberían existir complejos con el Getafe, alejado de los tópicos de las pérdidas de tiempo. El conjunto azulón compite y tiene un estilo muy directo. Por eso es uno de los candidatos a entrar en posiciones europeas y uno de los pocos capaces de someter al Atlético en el inicio, "que marca mucho", como se escuchó en su vestuario al inicio del partido.

Empuje del Getafe y expulsión de Savic

La presión alta de los de Bordalás, que presenció el encuentro desde el palco por sanción, desató pronto el runrún de la grada. Porque vaya fichaje, en circunstancias más que discutibles, consiguió el Getafe con Greenwood en verano. En cada conducción hay algo diferente. Durante la primera media hora los visitantes expusieron muchas virtudes que no se tradujeron en gol frente a un conjunto rojiblanco que daba muestras de cansancio.

Solo Riquelme tenía el nivel de actividad requerido ante un equipo tan intenso. Un balín que compartió escenario con su competidor Samu Lino, más impreciso por dentro. Fue a través de la amplitud de las bandas, con el citado 'Roro' y Llorente, como los de Simeone se quitaron el vaho de la boca. Memphis, titular en lugar de Morata, daba dinamismo, aunque no fijaba centrales, de ahí el despliegue rojiblanco por los flancos.

Precisamente, un error del atacante neerlandés en el centro del campo hizo que Savic viera una falta que le causó la primera amarilla. Un condicionamiento del que se olvidó el montenegrino cuando en el 38 sacó el codo y golpeó en la cara a Mata. Esta acción, mucho más clara, supuso su expulsión.

Simeone movió ficha rápidamente para dar entrada a Azpilcueta en lugar de Memphis, dejando a Griezmann como única referencia arriba. Riquelme pasó a jugar en la derecha, Lino en la izquieda y Llorente por dentro. Y qué bien le salió el cambio táctico al Atlético, porque en la siguiente jugada, el reubicado Riquelme metió un centro para Griezmann. El francés se descolgó y no falló para poner el 1-0 en inferioridad.

Récord de Griezmann que apagó Mayoral en el descuento

Se sacudió la presión el Atlético, pero ni mucho menos estaba salvado. Bordalás activó el mando a distancia para dar entrada a Damián, uno de sus más fieles escuderos. Mientras Latasa se obcecaba en rematar todos los balones, el tanto llegó a través de la finura de Greenwood. Un extremo encarador, como antaño, totalmente recuperado en un lugar al que nunca habría llegado de no ser por el proceso judicial vivido.

Superó a Lino para sacar un duro centro-chut que Oblak solo pudo rechazar. El balón suelto lo aprovechó Borja Mayoral, el delantero español más en forma (11 tantos), para empatar el partido con un magnífico cabezazo. Parecía sometido el Atlético por culpa de las continuas acometidas de Greenwood, hasta que Llorente se inventó un giro sobre sí mismo para abrir un espacio con el que levantó un centro que aprovechó Morata.

Y llegó segundo tanto de Griezmann con el que se convertiría en máximo goleador histórico del Atlético, igualando los 173 tantos de Luis Aragonés. Fue de penalti, pero eso da absolutamente igual. Es historia viva de la entidad rojiblanca. El Metropolitano era una fiesta, pero el Getafe, en un empujón final, igualó el encuentro con un tanto de Óscar y un penalti transformado por Borja Mayoral. Los de Bordalás frustraron el récord de victorias consecutivas, dejando una sensación agridulce en un duelo para enmarcar.