Le tocaba espabilar al Real Murcia y lo hizo en Lezama. Los de Mario Simón volvieron a demostrar que siempre son capaces de salir del barro cuando peor esta la cosa. Y este domingo, después de dos jornadas sin ganar, sumaron tres puntos en Lezama. Los goles de Pedro León, Arnau Ortiz y Andrés Carrasco sirvieron para sentenciar a un Bilbao Athletic muy luchador pero poco peligroso.

Fue Pedro León, en una jugada personal, el que abrió el marcador al cuarto de hora. Y aunque el Real Murcia nunca fue un equipo vertical ni atrevido, apenas generando ocasiones, el tanto del muleño sirvió para llegar al descanso con ventaja. Y cuando parecía que los rojiblancos apretaban, Arnau Ortiz, tras un balón retenido por Andrés Carrasco, coló por la escuadra un zapatazo que daba total tranquilidad a los de Mario Simón. 

Cambió la cara el ‘9’ al Real Murcia tras saltar al campo, y no podía marcharse sin recompensa. Hubo penalti en la prolongación y, sin Pedro León en el terreno de juego, no le tembló el curso a un Carrasco que batió a Padilla y que suma su primer gol de la temporada.

La salida de Carrasco trajo consigo los mejores minutos de los visitantes, o por lo menos los más atractivos. Porque a partir del 70 el Real Murcia tuvo ocasiones para golear. Aunque llegó el 0-3 de penalti, hubo opciones para mucho más. Armando Ortiz envió alto un regalo de Carrasco. Y pudo también marcar el propio delantero murciano, pero se encontró a Padilla en la primera que tuvo.

Cambios, cambios y más cambios. Con la última victoria quedando ya muy atrás, Mario Simón volvió a dar otra vuelta de tuerca a su once titular. Necesitaba este domingo ganar el Real Murcia sí o sí en Lezama, y el técnico murcianista buscó nuevas alternativas. Una por obligación, como la entrada de Manu Pedreño en el lateral derecho, donde era baja por lesión Javi Rueda y donde tampoco viajó Mario Sánchez; y otras por decisión técnica, como el regreso de Julio Gracia al centro del campo o la presencia de Arnau Ortiz por la izquierda. Tres novedades en un equipo titular en el que se mantenía Iván Casado en el centro de la defensa.

Pedro León se lo guisa y se lo come

Los cambios no mejoraron demasiado a un Real Murcia al que le cuesta un mundo tener el control del balón. Ni el inicio dubitativo del filial rojiblanco se convirtió en dominio de los murcianistas. Sin embargo, como ocurriera en Tarragona, a las primeras de cambio los granas ya mandaban en el marcador. Y fue gracias a una jugada firmada de principio a fin por Pedro León, porque el muleño se la guisó y el muleño se la comió.

Había arrancado el Real Murcia buscando el protagonismo por las bandas. Un centro de Pedro León y otro de Alberto López abrían el partido, pero el problema siempre es el mismo. Los balones llegan a un área donde o el rematador no está fino o los centradores se convierten en presa fácil para el portero. Sin embargo, al cuarto de hora, el extremo de Mula no buscó el centro. Tras un pase largo de Iván Casado, metió la velocidad, dejó tirado por los suelos a un Unai Gómez que se dio cuenta de todo lo que tiene que aprender y después se deshizo con un soplido de Padilla para poner el 0-1 en el marcador.

Gol con la única firma de Pedro León, gol que adelantaba a un Real Murcia que si era listo y si llegaba con la lección aprendida –en Tarragona no aprovechó el 0-1 de Vega y acabó perdiendo- podía volver a sonreír, una sonrisa que más que tres puntos debía ser tranquilizadora en un club donde sus responsables son capaces de generar incendios sin necesidad de cerillas.

El gol quitaba presión al Real Murcia en el marcador, pero no en el campo, donde el Athletic B apenas dejaba moverse a los granas. Con una gran batalla en el centro del campo, que en muchos casos acababa en faltas y que hizo que antes del descanso tanto Miku como Julio Gracia ya hubieran visto amarilla, el control grana siguió sin aparecer. Solo jugadas aisladas daban respiro, pero de nuevo, los centros nunca encontraron rematador, como el que dio Pedro León y que pasó por encima de la cabeza de Miku.

Pero como siempre, al Real Murcia le falta demasiada consistencia para ser un equipo seguro, y más en una categoría tan igualada como la Primera RFEF. Y eso se volvió a ver con el paso de los minutos. Con un Athletic B elevando la presión, los visitantes empezaron a ver rondar a los rojiblancos por el área, aunque Serna apenas tuvo trabajo para mantener la portería a cero.

Y acabó la primera parte con el Real Murcia más pensando en defender que en atacar y empezó el segundo periodo de la misma forma, siempre con el sufrimiento de que en cualquier momento te van a hacer daño.

Cambios decisivos

No hubo nada del equipo vertical y creativo que se espera. Solo sale esa cara en algún chispazo. Como un lanzamiento de Dani Vega que exigió a Padilla. Pero poco más en ataque se vio en el inicio del segundo periodo. Tuvo que mover el banquillo Mario Simón en busca de alternativas, y aparecieron sobre el campo Loren Buron y Andrés Carrasco. Se marchaban al banco tanto Miku, otra vez ausente, como Dani Vega.

Y como siempre, los suplentes volvieron a tener protagonismo. No marcó Andrés Carrasco, pero asistió a Arnau Ortiz para que desde fuera del área se sacase un latigazo que se coló por la escuadra de Padilla. Era el minuto 70 y parecía que esta vez no tocaría sufrir para sumar los tres puntos.

No solo eso. Es que el Real Murcia acumuló ocasiones para golear a los rojiblancos en esos minutos finales. Con Andrés Carrasco haciéndose destacar, sirvió primero el delantero a un Armando que envió por encima del portero. Y posteriormente fue el propio atacante el que se probó ante un Padilla que sacaba su remate.

Pero Carrasco había cambiado la cara al Real Murcia y Carrasco tuvo su premio. Hubo penalti en el minuto 94 y, sin Pedro León en el campo, fue el 9 grana el encargado de lanzar la pena máxima. No falló. Puso el 0-3 y sumó su primer gol en una temporada en la que está condenado al banquillo.

Al final, el Real Murcia vuelve de Lezama con una victoria tranquilizadora y revitalizadora.