Julio Algar tenía las horas contadas en el Real Murcia. El fracaso deportivo que va camino de convertirse en batacazo había dejado sin vidas al director deportivo grana. Solo faltaba esperar un mes para que el madrileño, que acababa contrato el 30 de junio, saliese de Nueva Condomina. Sin embargo, ya no habrá que esperar a mitad de mayo. Desde ayer, Julio Algar ya no trabaja en el Real Murcia. A mediodía la entidad grana emitía un comunicado en el que informaba de que ambas partes habían llegado a un acuerdo para desvincularse. Así es como lo vistieron en las oficinas murcianistas, pero la realidad es más bien otra. Julio Algar no abandonó el barco por voluntad propia. El madrileño, que quería esperar hasta el final para no dar la impresión de salir corriendo, fue realmente despedido. El mismo consejo de administración que le dio galones y que le dio la oportunidad de llegar al Real Murcia en marzo de 2019 es el que le ha dejado caer nada más que la cosa se ha puesto fea.

La derrota frente al Linense, que deja a los murcianistas prácticamente sin opciones de llegar a la Primera RFEF, elevó las críticas sobre Francisco Tornel y sus consejeros. La afición, que nunca aceptó la llegada de Julio Algar y que siempre destacó los errores del madrileño, empezaba a revolverse. Ya no solo miraba al director deportivo. Las balas empezaban a ir dirigidas al consejo de administración, y tras el nuevo batacazo en el campo de la Balona, desde los despachos buscaron un nuevo golpe de efecto para esquivar los ataques contra un equipo de gobierno cada vez más cuestionado. De ahí, que no esperaran ni a que pasaran las horas. A primera hora de la mañana de ayer lunes, Julio Algar, que solo una semana antes había dicho que no iba a dimitir, era llamado a filas e informado de su despido. Posteriormente, en una nota oficial, el Real Murcia explicaba que se había llegado «a un acuerdo mutuo para su desvinculación como director deportivo de la entidad».

El madrileño pone fin a una etapa que comenzó en marzo de 2019. Asumiendo a su llegada al club la responsabilidad de entrenador, ese mismo verano pasaba a ocupar la dirección deportiva, diseñando dos proyectos que no han obtenido los resultados deseados. En su primer año en los despachos los granas, con Adrián Hernández en el banquillo, apenas fueron capaces de alcanzar la octava posición en una campaña que acabó en marzo por el coronavirus. Y este curso el fracaso va a ser considerable, ya que los granas caminan firmes hacia el descenso a lo que será una nueva tercera división.

Siempre señalado por los aficionados, que ya cuestionaron su continuidad cuando renovó el pasado verano, Julio Algar ha pagado los platos rotos de una mala gestión deportiva que va desde los despachos hasta el césped. Ahora, el mismo consejo de administración que siempre le ha respaldado, al ver que ellos también empezaban a estar cuestionados, ha sido el que le ha dejado caer. Como ocurrió en el mercado de invierno, cuando empujados por la presión de los aficionados, desde el órgano de gobierno se apostaba por hacer una revolución en la plantilla que a posteriori se ha visto innecesaria; o como sucedió con la tardía destitución de un Adrián Hernández al que el consejo mantuvo en el cargo demasiado tiempo para evitar enfrentarse al sector más ruidoso del murcianismo, Francisco Tornel y su equipo han dado otra patada adelante para evitar esquivar sus responsabilidad, y han servido la cabeza del director deportivo a una grada que había convertido al madrileño en su ‘pim pam pum’. Ya con Algar fuera, el consejo evita que el público se le revuelva en los prolegómenos del partido frente al Cádiz B del domingo.

Emilio García, su gran avalador, tras el cambio de opinión de PARMU

Julio Algar llegó al Real Murcia a finales de marzo de 2019 para asumir el cargo de entrenador. Tras la marcha de Pedro Cordero, el consejo de administración apostaba por el madrileño, que llegaba avalado por Emilio García, consejero sin cargo del Real Murcia y que conocía al ex de la Cultural porque ambos coincidieron en el Molinense. Julio Algar aterrizaba por fin en Nueva Condomina después de que en diciembre estuviese muy cerca de llegar. Cuando la PARMU tomó el control del club, la contratación de un director deportivo era la prioridad. Se creó una comisión que entrevistó a varios candidatos. Posteriormente, en una votación entre todos los miembros de la plataforma, Julio Algar resultó ser el elegido. Sin embargo, solo unas horas después todo cambió. Francisco Tornel, influenciado por Quique Pina, presionaba para que fuera Pedro Cordero el elegido. El notario murciano, que ya era máximo accionista, pero no presidente, consiguió que los integrantes de PARMU que estaban a su alrededor, entre ellos algún familiar, hicieran que cambiase la votación, resultando elegido finalmente Cordero, que asumió el cargo, pero que abandonaba a finales de febrero justo cuando el KBusiness desplazaba a la Plataforma y se hacía con el poder.