Encarna Hernández, conocida como 'La Niña del Gancho', está de celebración. Acaba de cumplir 104 años de edad esta pionera del baloncesto femenino español, y lo ha hecho en su domicilio de Barcelona, donde guarda reposo por un problema en una pierna como consecuencia de una caída que sufrió hace un tiempo y que le provocó una rotura de tibia y peroné.

La lorquina ha vivido un último año intenso pese a la pandemia. Primero le fue otorgada por el Gobierno español la Medalla al Mérito Deportivo, que recogió de manos de la presidenta del Consejo Superior de Deportes, Irene Lozano, quien se desplazó hasta su piso, donde esta murciana nacida el 23 de enero de 1917 en el seno de una modesta familia, tiene un auténtico museo del baloncesto. La propuesta del diputado murciano Juan Luis Soto Burillo, responsable de Deportes del PSOE en el Congreso, resultó determinante para la concesión de la más alta condecoración nacional.

Posteriormente, el pleno del ayuntamiento de Barcelona también le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Deportivo de la ciudad por los valores que ha transmitido a lo largo de su intensa vida. La alcaldesa, Ada Colau, fue quien se la entregó en un acto en la intimidad.

Encarna Hernández, quien hace unos años se convirtió en la protagonista de un documental que se ha proyectado en salas y centros culturales de todo el país, tenía 13 años cuando descubrió a unos chicos que los fines de semana botaban un balón sobre una pista de tierra y jugaban metiéndolo en un cesto. Una tarde decidió sumarse a ese juego que le llamaba tanto la atención y sin saberlo se convertía en una de las pioneras del baloncesto español. Su padre, muy liberal, no veía con malos ojos que su pequeña Encarnita jugara al baloncesto. Allí, en una pista muy primitiva del barrio de Les Corts que construyó el hermano mayor de quien años después se convirtió en su marido, Jesús Planelles, empezó una carrera deportiva prolífica. En 1931 se enroló en el recién nacido Atlas Club y después estuvo en la Peña García de Hospitalet, donde se convirtió en la primera entrenadora del país. Cuando acabó la Guerra Civil creó la sección femenina del sindicato franquista Educación y Descanso, y en 1944 pasó a jugar en el nuevo equipo femenino del FC Barcelona, donde estuvo hasta 1953, cuando con 36 años decidió ser madre. Entre medias llegó incluso a tener una oferta de un equipo italiano, el SEU. También fue la primera mujer entrenadora de nuestro país.