Usted nació en Varsovia. ¿Cómo llegó hasta San Pedro del Pinatar y con qué edad?

Mi hermana Verónica y yo fuimos adoptados por Hilario y Mari Carmen, una familia de San Pedro del Pinatar. Llegamos aquí cuando yo tenía cinco años.

¿Dónde vivía en su país y cómo era su vida?

Estaba en un centro de acogida. A mis padres biológicos los conocí, pero no del todo. Mis padres adoptivos vinieron a Polonia y estuvieron allí un tiempo arreglando los papeles para que nos viniéramos mi hermana y yo. En el centro de acogida me daban la comida justa, solo una al día, y pasábamos mucha hambre. Salía a buscar todos los días en las papeleras para poder comer algo. Cuando ya mis padres vinieron a por nosotros, les permitían visitarnos en unos horarios fijados y me traían las cosas que me gustaban para comer, como el chocolate.

¿Qué supuso que sus padres le adoptaran?

Una ilusión porque era muy difícil que adoptaran a dos personas y que una de ellas, encima, tuviera una discapacidad, como es mi caso, aunque tengo que decir que todos somos iguales.

Así lo creo, ustedes son personas con otras capacidades. Cuénteme, ¿cuándo empezó a hacer deporte?

Con seis años, uno después de llegar aquí. Me dijeron mis padres si me gustaba el deporte y empecé con el tenis, pero después, con diez años, me metí en el golf porque toda mi familia es muy aficionada. Incluso gané tres torneos, pero me pasé al piragüismo, que también me gustó mucho, y estuve practicándolo hasta los 16 años. Y a partir de esa edad fue cuando me metí en el atletismo.

¿Cómo llegó al atletismo?

Porque me lo aconsejó Lorenzo Albaladejo, que ahora está malo. Me dijo que aprovechara, que tenía edad para hacer atletismo. Mi padre también me animó a que me apuntara a una carrera donde me quedé tercero, pero al año siguiente, en otra prueba, me desplomé y tuve que estar un tiempo sin hacer nada.

¿Qué le pasó?

Sufrí un golpe de calor, pero me recuperé y a los ocho meses me hicieron una prueba de esfuerzo y los resultados dijeron que ya estaba bien. Regresé poco a poco, pero me subía por las paredes porque llevaba mucho tiempo sin hacer nada. Entonces empezó a entrenarme Juan Carlos Abellán, en Alcantarilla.

Pues no se le ha dado nada mal, ¿no?

La verdad es que no. He sido dos veces subcampeón de España de lanzamiento de peso y he ganado varios títulos regionales. Antes corría, pero no mejoraba marca y me pasé al peso. Yo compito por el Primi Sport, pero ellos solo me pueden llevar a los campeonatos y yo necesito tener a alguien a mi lado para que me corrija y me diga cómo tengo que hacer las cosas. Ahora me he hecho la licencia con el club de Torre Pacheco porque me van a llevar más controlado.

¿Entonces ahora está sin entrenador?

Estuve hablando con Úrsula Ruiz para que me entrenara, pero como ella está ahora en Málaga, no podía cogerme, pero me recomendó a Juan Castaño, que es muy buen entrenador.

¿Ha hecho algo más que peso?

Sí, hice jabalina y me quedé tercero en un Campeonato de España. Ahora teníamos el Campeonato de España en octubre y lo han aplazado para el mes de mayo del año que viene. Por el Covid lo han retrasado porque la gente con discapacidad tiene más riesgo de contagio. Ahora tenemos que esperar a 2021.

Para personas con discapacidad hay pocas oportunidades para competir, ¿no?

Así es, muy pocas oportunidades. Fíjate que en Murcia somos muy pocos atletas. Estaban Lorenzo Albaladejo y José Antonio Expósito, y ahora estoy yo. Mi objetivo es llegar a los Juegos, si no puede ser a Tokio, espero que sea a París 2024.

Ve difícil ir a Tokio por lo que dice.

Muy difícil, casi imposible por las circunstancias, pero voy a seguir luchando para conseguir mi sueño. Tengo a todos mis compañeros apoyándome y en el trabajo me dan facilidades para poder entrenar porque estoy en turnos de mañana o de tarde. Así puedo dedicarme a entrenar. Los sábados y los domingos los tengo siempre libres.

¿Y en su pueblo, le apoyan?

Sí, mucho. Me regaló la alcaldesa una bandera de San Pedro del Pinatar para que me la llevara a los Campeonatos de España y la enseñara siempre cuando lograba una medalla.

Pero usted está muy integrado porque incluso está trabajando.

Sí, estoy en el supermercado Superdumbo de Alcantarilla. Tengo unos compañeros muy buenos, no me lo esperaba. Desde el primer día se pusieron a mi disposición para ayudarme, al igual que el encargado que tengo, que es muy majo. He encontrado un trabajo que me viene muy bien y lo conseguí a través de Fundown. Si no estuviera allí, estaría en la calle.

Incluso está independizado.

Sí, vivo en un piso en el Infante con dos compañeros y soy totalmente independiente. Ahora me quiero ir a vivir con mi novia, Ana Elena.

¿Tiene ya planes de boda?

No, casarme no, eso en unos años. Ahora solo queremos irnos a vivir juntos.

Se debe sentir orgulloso de todo lo que ha conseguido en estos años.

Muy orgulloso de lo que tengo y de los padres y hermanos, Álvaro y Pablo, que tengo. Mi familia es genial. La vida se portó mal conmigo en mis primeros años, pero después me ha hecho un gran regalo.

¿Cómo llevó eso de estar encerrado en el confinamiento tanto tiempo?

Lo llevé mal, muy aburrido porque encima no sabíamos qué iba a pasar con el virus. Me lo tomé como estar en casa cuando estás malo, pero eso para mí, que siempre estoy haciendo algo, es un infierno.