Y hasta de pijama y orinal. Machado pervive en una porción de España fiel demasiadas veces a su ancestral ramplonería, antes ignorante sin redes y ahora con más chabacanería porque se expresa por ellas a borbotones iletrados.

El fútbol no es una excepción. Abundan los Guidos tronantes vestidos de nazareno y los Mañaras dispersos con vidas controvertidas; ora seductores sinvergüenzas, ora mojigatos y hasta beatillos; Rubiales y Tebas, por no abundar, como ejemplos de gentecilla que vive del fútbol demasiado bien. El abogado que lleva el fútbol profesional tal vez hubiera tenido fortuna en su profesión, nunca a ese nivel, aunque haya que reconocerle el gran impulso económico a nuestros clubes; pero el ex futbolista de tercera fila ni en sus mejores sueños lo imaginaría.

Ahora tienen entre manos el asunto del final de Segunda, y como en todo, discrepan hasta ningunearse. El Coruña patalea por ser el Dépor, porque si fuera cualquier otro sin tanto parangón no habría caso, y mueve los hilos para que se amplíe el número de equipos que compitan queriendo ganar en los despachos lo perdido en el campo -aun ganando al Fuenlabrada habría descendido a Segunda B-. Y enseguida, el felpudo Rubiales inventa lo inverosímil. Que compitan 24 en lugar de 22, que sería lo justo -los otros dos, Extremadura y Rácing le deben importar un pito-. En caso de pasteleo, mejor 26.

En este asunto, Tebas ha hilado más fino y su LFP propuso lo sensato: que sean los 22 equipos establecidos quienes pugnen en el segundo nivel del fútbol español, dándole al Elche la última plaza en la liguilla de ascenso a Primera. Quizás haya jugado más en contra del Fuenlabrada que su hijo pertenezca a su organigrama que el propio covid 19. A veces hay que aparentar lo de la esposa del César. Otras, como bien sabemos por Murcia, cuentan más las soberbias encontradas; las del mismo Tebas y el fallecido Samper, sin ir más lejos.

Y hablando del expresidente del Murcia, respetando su trayectoria murcianista porque lamentablemente ya no puede defenderse, viene a cuento un hecho suyo con el Real Murcia, años antes, siendo responsable de esa misma LFP. En junio del 93, recién ascendidos a Segunda, acordamos con él una entrevista en Madrid, vía secretario de estado y ministro del ramo - Cortés Elvira y Gómez Navarro-, para que nos metieran en el Plan de Saneamiento que le habían negado al club tiempo atrás por no haberse convertido en SAD, cuestión que también motivó el descenso administrativo con Garrido de presidente. Pues bien, en ese tan desagradable como breve encuentro, acompañados por Morga, presidente de la Federación Murciana y muñidor, nos quitó cualquier esperanza diciendo que no solo no lo haría, sino que el Murcia le debía dinero a la Liga de Fútbol Profesional. ¡De locos!, porque según nos habían asegurado desde la federación era una promesa pendiente si ascendíamos.

Si entonces hubiéramos contado con esos casi dos millones de euros, por no hablar de los cinco largos que ahora dan a los clubes que ascienden tal vez hubiera cantado otro gallo por la siempre maltratada Murcia y siete veces coronada, aunque nunca bien barrida, que dice el sentir popular. Voluntad nos sobraba, y también perspectivas y contactos para hacer un equipo aseado e incluso que aspirara a Primera tras ser campeones de todo en Segunda B. Pero nadie, ni de aquí ni de allí, nos echó una mano. Y mil doscientos millones de pesetas de deuda, de los mil quinientos con que lo cogimos, era una carga insuperable sin dinero televisivo y con apenas tres mil socios de pago y otros dos mil a perpetuidad que no contribuían.

Volviendo a la actualidad, lo justo sería lo reglamentado, pero temo que por nuestra sufrida cutrez hagan algún apaño vergonzoso. Y es que, todo es posible en un fútbol donde algunos pueden tirar botellas y hasta cabezas de cerdo al césped sin que ocurra nada, como también negarse a jugar una final de Copa del Rey. Eso sí, cuando los afectados sean grandes, porque a los modestos se les aplica la legislación vigente.

Fuertes con los débiles y débiles con los fuertes es divisa de poderes cobardes. Por eso, quienes creemos en la equidad, la libertad y la justicia igualitaria recurrimos a la imaginación de los privilegiados para evitar un estado permanente de cabreo. Machado mismo.

Que empiece ya la Champions porque hace 'muncha calor'. ¡Qué cansera de gentucilla!