Entrevista | Leonardo Cano Escritor

Leonardo Cano: "Se escribe del futuro para reflexionar sobre nuestro presente"

El murciano fue anunciado hace unos días como el ganador de la última edición del Premio Internacional de Novela ‘Ciudad de Barbastro’ con ‘Este es el núcleo’

Hablamos con él sobre una historia distópica, pero plausible, que llegará a las librerías en otoño

El escritor murciano Leonardo Cano, en la calle Trapería de la capital del Segura.

El escritor murciano Leonardo Cano, en la calle Trapería de la capital del Segura. / Israel Sánchez

Asier Ganuza

Asier Ganuza

El murciano Leonardo Cano se hizo el pasado fin de semana con el Premio Internacional de Novela ‘Ciudad de Barbastro’ gracias a Este es el núcleo, una historia de la que, de momento, no sabemos demasiado. Manuel Vilas, presidente del jurado, apenas dijo de ella que es «hija de estos tiempos» y que «plantea un futuro distópico donde el lector se va a sumergir en una fantasía que está en el ambiente de muchas series de televisión, películas y libros actuales», de los que se enfocan en «saber qué nos va a pasar en el futuro». En una entrevista con La Opinión, su autor concreta un poco más y dirige el foco hacia la inteligencia artificial y su influencia en las relaciones de pareja. Bueno, y confiesa que alguno de los afortunados que ya la han leído han encontrado ciertas relaciones con el cine de Christopher Nolan. La única pena es que habrá que esperar todavía unos meses –se estima que hasta el próximo otoño– para descubrir, efectivamente, qué es o qué hay en el núcleo.

Ya han pasado unos días e, imagino, ha vuelto a la normalidad. Pero... ¿ya ha aterrizado o todavía anda dándole vueltas al premio?

Pues mira, dije cuando me lo entregaron que para mí era un sueño recibir un premio así y lo cierto es que creo que todavía sigo un poco ahí [Ríe]. Es que este no solo es un certamen muy importante, con una trayectoria a tener muy en cuenta y una nómina de ganadores con algunos autores de renombre, sino que el reconocimiento llega, además, de un jurado compuesto por escritores a los que admiro. Así que sí, es un sueño y una alegría inmensa, pero casi más que por mí, por la novela, porque creo que este es su momento –por cómo están las cosas ahora mismo en nuestra sociedad, por las dudas que genera, etc.–, y espero que el premio sirva para darla a conocer.

¿Cómo y cuándo se enteró de que Este es el núcleo había resultado ganador? Creo que sí que sabía que era uno de los finalistas... 

La lista con los finalistas salió como cuatro o cinco días antes, pero yo la vi bastante tarde. Y del premio me enteré la noche de antes de la gala, justo después de que el jurado se reuniera y tomara la decisión. De repente, te llama Manuel Vilas y te dice que a la mañana siguiente tienes que bajar hasta Barbastro desde Murcia [Risas].

No tiene pinta de ser sencillo...

Pues estaban todos los trenes completos, así que me tuve que ir en BlaBlaCar [Risas], pero mereció la pena. Cuando descolgué el teléfono la noche de antes y Manuel Vilas me dijo que había ganado fue... una alegría inmensa, como pocas hay en la vida.

Una entre 281. Tiene que dar cierto vértigo... ¿Había fantaseado con la posibilidad de ganar? 

[Suspira] Cuando te ves entre los finalistas ya es como un poco más probable, pero igualmente increíble. Porque, a ver, creo que, cuando alguien se sienta y echa mil horas escribiendo, podemos presuponer cierta calidad en lo que envía; y, de hecho, estoy seguro de que entre esos casi trescientos originales hay novelas buenísimas. Así que, desde ese punto de vista, sí que es una sorpresa. Pero estar en la short list, en esa selección de seis, te cambia un poco la perspectiva... Sobre todo porque yo siempre he confiado mucho en esta historia. La poca gente que la había leído me decía que le había encantado, por lo que sí, pensaba que el jurado también podría valorar lo que ellos vieron.

Un jurado tremendo liderado por Manuel Vilas, pero en el que también figuraban Carlos Zanón, Elvira Navarro... Contar de partida con el beneplácito de autores como ellos ¿es un subidón, una tranquilidad, o genera presión añadida?

Por lo pronto, es la confirmación de que has hecho bien tu trabajo. Al final, en el día a día del escritor siempre hay momentos para la duda, desde que empiezas a urdir la historia en tu cabeza hasta que la estás corrigiendo; incluso cuando la tienes terminada: «¿Es tan buena como yo creo? ¿Merece realmente la pena?». Y los primeros lectores te pueden ayudar a despejar esas dudas más o menos, pero cuando gente como Manuel Vilas, Elvira Navarro, Ignacio Martínez de Pisón y Lara Moreno te dicen que sí, que la tuya es una novela merecedora de un premio como este, esa bruma de disipa. Por lo tanto, más que generar una presión añadida, te diría que te quita. Porque el marchamo que supone un galardón como este es, a su vez, una suerte de carta de presentación para el lector, una garantía de que este es un libro que merece la pena.

¿Qué es lo mejor de ganar un premio así? El dinero está bien, pero... ¿la edición? ¿La palmadita en la espalda de otros escritores?

Yo creo que lo que te comentaba: esa confirmación por parte del jurado. Bueno, y la publicación de tu obra en una editorial como Galaxia Gutenberg, lo que es para mí todo un honor. Además, salir con un sello como este creo que también va a ayudar a dar a conocer la novela en un momento en el que cada día se lanzan al mercado historias fantásticas y eso dificulta mucho la posibilidad de llegar al lector, que es lo que a mí me interesa. Porque, insisto: creo que en Este es el núcleo se tratan temas importantes y muy adecuados para el momento actual.

Pues hablemos de Este es el núcleo, que, efectivamente, según Vilas es «hija de estos tiempos». Sin embargo, hablamos de una distopía y, por tanto, de ciencia ficción. ¿Es esta una buena herramienta para explicar el mundo real?

Sí, desde luego. La ciencia ficción se suele usar para hablar del presente; se escribe del futuro para reflexionar sobre lo que ocurre hoy. O así lo veo yo. Las buenas historias que se enmarcan dentro de este género sirven para analizar la sociedad en la que vivimos, para examinar sus problemas presentes y futuros, para imaginarlos y, quién sabe, anticiparnos. Siempre se ha hecho así y esa es la línea que yo he intentado seguir en Este es el núcleo. Aunque en mi novela se alterna pasado, presente y futuro.  

Entonces, ¿qué ha inspirado esta novela? ¿Qué le preocupa? O, se lo pregunto de otra manera: ¿a qué preguntas le inquieta responder?

Pues..., a ver. Esta novela es un thriller literario sobre un futuro muy cercano en el que el amor ya no existe; una historia sobre la inteligencia artificial y su influencia en el final de las relaciones de pareja. En ella se habla del pasado, del presente y de un futuro en el que la IA nos ha mostrado que el amor es tan solo una ficción de nuestra mente, y de un hombre –el protagonista– que busca a su hija desaparecida años atrás y que se ahoga en sus recuerdos (la memoria es otro de los pilares sobre los que se asienta este relato). Con todo ello, digamos que lo que pretendía era llevar al extremo la realidad actual –en lo que respecta, efectivamente, a la inteligencia artificial y las relaciones sentimentales– y ver qué sucedía; plantear dudas, en definitiva. Porque un escritor no está para dar respuestas, sino para buscar la tensión de la vida.

O sea que..., más que respuestas, encontraremos preguntas.

Sí. Pero esto no es nada nuevo: la literatura de ficción ha planteado siempre mundos probables, plausibles –pero no seguros–, y en ellos muestra la complejidad del mundo en el que vivimos como una forma de invitar al lector a que, al margen de meterse en la piel de los protagonistas, pueda revisar sus posicionamientos sobre cierto tema o averiguar qué piensa o qué haría en una determinada situación.

¿Se ha inspirado en alguien, en algún autor en concreto o incluso director? Porque me da que es una novela muy cinematográfica...

Creo que en ninguno en especial y en todos a la vez. De todas las lecturas y películas se sacan ideas para plantear estos mundos de ficción de los que hablábamos. Pero es verdad que me interesan particularmente las historias que no están contadas de forma cronológica –porque creo que la vida no tiene ‘planteamiento, nudo y desenlace’– y, en ese sentido, a nivel estructural, hay quien ha trazado relaciones entre esta novela y el cine de Christopher Nolan. Pero he intentado que fuese una película que se entienda, más como Memento (2000) que como Tenet (2020) [Risas]. Pero hay muchos escritores que también me inspiran: Don DeLillo, Ursula K. Le Guin... Los avances tecnológicos me han interesado siempre.

Y, con esto de la IA... ¿es apocalíptico o integrado, que diría aquel?

En esa dicotomía yo estoy entre los que creen que... da igual, que esto va a suceder, así que relájate y disfruta [Risas]. En la novela se tratan muchos de los problemas y miedos que se tienen hoy en día con el auge de la inteligencia artificial, pero esto es como cuando los trabajadores de las empresas textiles durante la revolución industrial se manifestaban rompiendo las máquinas: oponerse es absurdo; esto no va a llegar, ya ha llegado, está aquí, y por supuesto que hay que regular todo lo relativo a la IA, pero, nos guste más o menos, va a influir muy directamente en nuestra vida.

Una última pregunta que me inquieta... ¿De dónde viene lo de Pinone [seudónimo con el que se presentó al Ciudad de Barbastro]? ¿Es por quien creo yo creo que es?

[Ríe] Pues depende... ¿En qué piensas?

En que soy un gran aficionado al baloncesto.

Pues sí, es por John Pinone, histórico jugador del Estudiantes. La cosa es que, hace muchos años, cuando me presenté a mi primer concurso de poesía, me pidieron un seudónimo y se me ocurrió este. No me preguntes por qué, fue como un acto reflejo. Y cuando estaba buscando uno para presentar Este es el núcleo, me acordé de aquello. Unos días antes había estado de fiesta tras un concierto de Viva Suecia con un tipo que tenía un grupo que se llamaba Pinone, y hubo ahí una sinapsis neuronal que no pude pasar por alto. Porque, como te decía, la novela tiene mucho que ver con la mente y la memoria, así que no me quedó más remedio que utilizar ese sobrenombre y..., bueno, me ha dado suerte. n