En su rincón

Jose Rizzo, rizando el kubo

Jose Rizzo en su última exposición en La Alberca.

Jose Rizzo en su última exposición en La Alberca. / Javier Lorente

Javier Lorente

Javier Lorente

Me sorprende la última exposición de Jose Alexandre Marcel Rizzo, llena de color y poderío gráfico. De origen siciliano, Rizzo vino, con siete años, a vivir a La Manga y en la actualidad reside en La Alberca. Ha conjugado su dedicación al arte con su trabajo en la hostelería. Le encanta la cocina pero hace un tiempo que ha vuelto a apostar todo a la pintura: «Sé que es difícil vivir exclusivamente del arte, pero voy a intentarlo con todas mis energías», me dice. Hablamos en el hermoso jardín de un nuevo espacio expositivo, frente a su casa: una hermosa casa torre que acaba de arreglar Jesualdo Pérez Sáez para eventos culturales, musicales y artísticos. «El mundo está lleno de casualidades o tal vez misterios. Cuando yo era adolescente nos metíamos en esta casa a fumar; estaba totalmente abandonada y siempre pensé que estaba desaprovechada y que aquí se podía hacer algo interesante». La foto se la hago en la parte central de la sala, una especie de alta capilla circular, frente a un impactante y colorista montaje de 63 piezas a modo de misteriosos retratos.

Me cuenta que ha trabajado muchos años en el restaurante familiar, que en los últimos años regentaba con su hermana, pero «de niño he tenido pasión por el arte. Asistí a clases de Pedro Alba Hidalgo, hice Bachiller de Arte, un módulo de Grado Superior en Escultura, tuve a Mariam García Arroyo de profesora y luego estudié Bellas Artes, que acabé abandonando por desilusión. He tenido épocas de pintar todos los días y otras de ir al estudio y ponerme a hacer otras cosas como hacer modelismo. Me encanta construir aviones a escala. No hay nada mejor que olvidarme de todo, tanto con el arte, con el deporte, o con estas maquetas».

Tiene la cabeza bien amueblada y una agradable conversación sobre interesantes temas: arte, música, cine, filosofía o política… Quedamos en que otro día iremos a su nave estudio. Me dice: «Cuando termino una muestra me da el bajón. Después de semanas a tope, con la tensión de la inauguración, parece que te quedas vacío. Ahora estoy con el proyecto de hacer algunas de estas piezas en un formato mucho mayor. La verdad es que tengo el sueño de llevar todo esto a un espacio mucho más grande, como Verónicas». Me resume su trayectoria de exposiciones individuales y colectivas: Casas Consistoriales de Mazarrón, Centro Párraga (La bella ciencia), ‘La Nave’, La Conservera o en Barcelona, junto a otros artistas de la Región y, por supuesto, también en Sicilia.

Me confiesa: «Pasé una crisis. Acababa de alquilar la nave y, sin embargo, no iba a pintar, no sabía qué camino tomar. Siempre se me han reconocido mis cualidades para el dibujo o la pintura figurativa, pero yo quería despegarme de todo eso y buscar otros senderos, mi propio estilo. En ello estoy, buscándome a mí mismo y encontrarme en caminos nuevos. Me atrae el expresionismo abstracto, la abstracción geométrica, lo repetitivo y rítmico… pero intento descubrir mi propio mensaje y mi propio estilo. No me puedo sustraer a las dudas. La duda es creativa, pero a veces también es paralizante».

Me cuenta que se esfuerza en adoptar una rutina de trabajo, en cumplir unos horarios y trabajar todos los días: «Estoy trabajando mucho con papel, que me permite experimental mucho más, hacer bocetos para trabajos posteriores, sin miedo a desechar y romper lo que no me cuadre. Últimamente me hierve la cabeza, tengo cien ideas para continuar esta exposición, da gusto estar inspirado y no dejarse llevar por los miedos. Me gusta aquella frase de ‘aunque las cosas te den miedo, hazlas con miedo’». En la conversación comparte citas y frases de pensadores, me habla de libros que le gustan como El camino del artista de Julia Cameron, y añade: «Me interesa lo que va más allá o más profundo, tal vez lo espiritual de la vida y también del arte y la creación. Me interesa también aquello que los griegos llamaban ‘daimon’, una suerte de estar poseído por un destino personal, una inspiración o tal vez un demonio. Pintar no es una mera destreza, también tiene una parte de dar cabida a ese genio que te posee».

Me cuenta que le gusta salir al monte, que necesita el contacto con la naturaleza, que le gusta tirar con arco… «Mis ondas cerebrales mejoran cuando hago deporte o cuando me concentro en esas otras disciplinas manuales». De su proceso creativo añade: «Intento hacer con la pintura lo que aprendo con el tiro con arco o con las maquetas: tienes que dejarte llevar, no pensar en nada, no pintar con la cabeza, sino con las sensaciones, con todo tu ser. En el tiro con arco, si piensas fallas, con el arte me pasa algo parecido. Reniego de transmitir un mensaje claro y evidente, el mensaje lo debe poner quien ve la obra. Mi objetivo es todo un sueño: que el espectador se meta dentro de mi obra, que le surjan preguntas, dudas y pensamientos y, sobre todo, que sienta con mis piezas».

«No me interesa el hiperrealismo, ya la pincelada de Velázquez era más moderna». Hablamos de artistas como Mark Rothko: «Cuando veía sus obras en libros, no me gustaban, pero cuando las vi en directo me quedé atrapado. Hay cosas que no entiendes pero que te transmiten y se apoderan de ti». Y me habla de Antonio Ballester, que acaba de fallecer: «No sólo es uno de los grandes maestros de la Región de Murcia, para mí es uno de los mayores referentes del Arte. Su obra seguirá exponiéndose y estudiándose y seguiremos aprendiendo de él. Aunque, por otro lado, a veces hay que intentar olvidar a los maestros, a mí me pasó con Barceló: tuve que esconder sus libros y catálogos porque estaba obsesionado con él y con sus obras que me atrapaban como un agujero negro. Los buenos cocineros también son grandes creadores. Ferrán Adriá dice que crear es, sobre todo, no copiar. Yo sé que tengo que salir de mi zona de confort y volver a viajar. Me recorrí toda Argentina, con amigos, y ahora voy a China. Algún día iré a Japón». No me cabe aquí, pero seguimos hablando de política que «debería ser una hermosa actividad altruista, no una profesión ni un campo de batalla».

¿El resto de la conversación? Todo sobre cine. Apasionante.