Entrevista | Presidenta de la Asociación de Directivos de Colegios Públicos

Olga Catasús: el rincón de la maestra

Olga Catasús, en el patio del colegio.

Olga Catasús, en el patio del colegio. / Javier Lorente

Javier Lorente

Javier Lorente

A Olga Catasús Poveda la conozco toda la vida. Nació en Premiá de Mar, hija de padre catalán y de una emigrante de Los Royos de Caravaca, con dos años vinieron a La Manga, donde montaron el Bar Oasis, el primero de localidad. Ella aún recuerda aquellos años de su infancia, jugando en las interminables y ya perdidas dunas de La Manga cuando aún era un paraíso. La he visto organizando actividades con la Asociación Juvenil Antaviana, incluso yendo de excusión con los chavales, mientras amamantaba a Marina en un autobús varado por la nieve, siempre comprometida en mil actividades. Ha sido presidenta del Ampa, tanto del colegio como del instituto y, durante años, trabajó llevando un proyecto de Cáritas para la escolarización de niños de familias desfavorecidas en el Campo de Cartagena, cuando no había ni transporte ni comedor escolar en la zona y ella iba por los caseríos recogiendo niños de familias gitanas. Aquel proyecto fue reconocido, bendecido, apoyado y puesto como ejemplo por el Gobierno de España. También fue, durante años, voluntaria de Educación de Adultos, impartiendo clases de español a aquellos primeros trabajadores agrícolas magrebíes que vinieron a nuestros campos: «Siempre he tenido vocación docente, mezclada por la llamada del mensaje evangélico de contribuir a un mundo mejor, en el que todos seamos personas, iguales y hermanos», sueño que, me consta, nunca ha traicionado. Ha trabajado duro siempre, incluso en el campo y en los invernaderos, para pagarse la carrera de de Magisterio, y durante los primeros años antes de ejercer de maestra, y así sigue: siendo una trabajadora incansable, para la que no hay fines de semana, vacaciones ni demasiadas fiestas de guardar. Siempre conectada en sus responsabilidades educativas o asociativas.

«Se cumplen 24 años desde que trabajo de maestra de infantil y cada día descubro que es la gran vocación y pasión de mi vida. Desde el principio me especialicé en la utilización de las nuevas tecnologías en la educación, una tarea apasionante, sobre todo en aquellos primeros tiempos donde se estaba empezando en este ámbito. En aquellos tiempos puse en marcha un proyecto pionero, el blog El Rincón de la Maestra, que se convirtió en un referente a nivel educativo en la comunidad de habla hispana y por el que fui premiada a nivel nacional en 2012. Durante años he compaginado mi trabajo en el aula con la formación del profesorado, impartiendo cursos y talleres por colegios de toda la Región. Mi especialidad gira en torno a los medios digitales y la metodología del trabajo por proyectos. Siempre he sido de la convicción de que los alumnos deben ser protagonistas del proceso educativo, que el buen docente es el que sabe guiarlos en sus investigaciones y en el desarrollo de la curiosidad y la capacidad crítica. Por suerte, todas las leyes educativas posteriores han avalado esta línea de trabajo, incluso la UE defiende el trabajo por competencias en lugar de volver a la mera memorizaciónse al mundo actual».

Me cuenta algunos de sus referentes: «Aparte de La Escuela Nueva de Freinet, he tenido grandes referentes y aprendo constantemente de docentes como Pilar Borraz y la Metodología Constructivista del Aprendizaje, o de Mercedes Ruiz ‘Londones’, con la que he colaborado en el Proyecto Cine y Educación, a nivel nacional, siempre en la línea del uso de nuevas tecnologías y los audiovisuales». La conversación me lleva a preguntarle si no hemos pasado al otro extremo, a un uso exagerado de las pantallas en la escuela: «Yo creo que el uso excesivo de las pantallas se da en el ámbito familiar, pero como distracción, empezando desde bebés, cuando los padres le dan un móvil para que no les moleste. Las nuevas tecnologías son un recurso que hay que usar de manera responsable y educativa en el colegio. Aunque los libros de texto, como recurso cómodo, pueden empobrecer una educación de calidad, creo que hay que seguir promoviendo los libros de consulta, la lectura y las bibliotecas escolares, pero hay que reconocer que las enciclopedias en papel ya están obsoletas, que la investigación actual debe usar los recursos de internet. Es cierto que internet trae cosas buenas y otras malas, y ahí está nuestro papel como educadores para ayudarles a discernir».

«La educación -añade Olga- no debe basarse nunca ni en la exclusiva memorización ni en las prohibiciones, sino en la reflexión, en la potenciación del pensamiento crítico, en la inteligencia emocional y en la empatía con los demás. Los demás siempre son distintos, nuestra sociedad es diversa y multicultural, y los colegios deben dar respuesta a ello, han de ser reflejo de un mundo cambiante, una oportunidad de convivencia, en igualdad y en el respeto a la diversidad. El Colegio que dirijo, el San Isidoro de El Algar, es un ejemplo de esta convivencia ejemplar, un proyecto hermoso que ahora cumple 50 años y donde la comunidad educativa es la muestra deque los inmigrantes nunca son un problema, salvo cuando llegan y no conocen el idioma: los problemas son la falta de profesores (aún no hemos llegado a los cupos prepandémicos) o de recursos, las diferencias entre los colegios de los pueblos y los de la ciudad a la hora de acceder a museos o exposiciones, o entre los colegios nuevos y bien dotados, que son minoría y todos los antiguos con muchas necesidades… La diversidad es una riqueza y una oportunidad para adaptarse al mundo actual».

«Se que hay mucho que mejorar en la enseñanza pública, pero depende de que sea bien considerada. Gran parte de la sociedad cree que son posibles las burbujas en nuestro mundo actual, y depende del apoyo efectivo de los políticos. Pero no nos olvidemos de que tenemos los mejores resultados, por encima de la enseñanza concertada y de la privada. ¿Adoctrinamiento? En la pública no hay, el pin parental es absolutamente innecesario, ya hay participación de los padres desde hace muchos años». Y añade: «La gente desconoce que lo obligatorio y mínimo son 37,5 horas de trabajo de los maestros, pero siempre es mucho más. Lo de los directivos ya es otra liga, lo nuestro es un trabajo casi de 24 horas, con una carga burocrática propia de superhéroes, cursos, aprendizaje de nueva legislación, proyectos, memorias… Trabajo que te tienes que llevar a casa casi por obligación». 

«¿Próximo reto? Traernos la Asamblea de la Federación Española de Directivos Públicos (Fedeip) a la Región de Murcia. ¿Un sueño? Alcanzar los niveles educativos de Navarra o Finlandia». Maestra.