Tras el esperado estreno de Blonde, hay una opinión generalizada: lo mejor de la película de Netflix es Ana de Armas. Sin embargo, también abundan las críticas negativas: el filme ha desaprovechado la oportunidad de contar la importancia de Marilyn Monroe en la industria del cine, es una cinta "misógina" o los desnudos son demasiados y las escenas sexuales también. Aunque no hay que perder de vista que la intención del director era contar las luces y sombras del personaje y no cómo influyó en la maquinaria de Hollywood... pero, ¿de verdad eran necesarios tantos desnudos?

La propia Ana de Armas mostró su temor cuando se planteó que el biopic basado en la novela homónima de Joyce Carol Oates pudiera reducirse a clips virales 'porno' (y es que hay antecedentes de otras producciones con las que ha ocurrido esto). "Sé lo que se va a volver viral y es repugnante. Me perturba tan sólo pensar en ello, pero no puedo controlarlo. Realmente no puedes controlar lo que hacen [otras personas] y cómo sacan las cosas de contexto. No creo que eso me generase dudas, simplemente me dio mal sabor de boca pensar en el futuro de esos clips", explicó.

A pesar de esto, ella misma es la que ha defendido la necesidad de los desnudos, de la sexualidad y de la crudeza de Blonde. Según explica la actriz cubano-española, "el arte tiene que crear controversia". De hecho, "para eso sirve, para incomodar, para hacernos pensar y enseñarnos cosas que no hemos podido o querido ver", ha explicado en Fotogramas.

Ana de Armas, a la que las quinielas ya le dan el Oscar, entiende que sería imposible contar la vida de Marilyn Monroe "sin el sexo": "La sexualidad fue lo que creó a este personaje. Era lo que la gente pedía, Marilyn era la demanda. Es importante mostrar los abusos sexuales tal y como aparecen porque aún estamos aprendiendo a cómo hablar de ello, a cómo dar apoyo a las víctimas y a que sean libres de poder expresarse sin miedo a repercusiones". Una explicación, la de la actriz, que va en la línea de lo que dijo hace unos días: Blonde no se habría hecho de no haber existido el #MeToo.

La intérprete reconoce no sentirse "cómoda haciendo escenas de desnudo", pero sí insiste en que "en Blonde era necesario". "Cuando Norma Jean está sola, desnudarla es literalmente despojarla de todo eso que ella no es en realidad: la voluptuosidad, los labios rojos, el lunar, es decir, del simulacro y el disfraz que usa ante los focos", añade.

Asimismo, tuvo claro desde la primera vez que leyó el guion que "tendría que apostarlo todo por el feminismo de esta película" y nunca le dio "miedo", admite. La finalidad de la cinta es clara, aunque muchos espectadores no estén de acuerdo: "No queremos que la gente cambie su idea sobre Marilyn, si acaso admirarla, quererla y entenderla un poquito más. Es un film arriesgado, vamos a tener críticas de todos los colores, pero más que servirnos de Marilyn para demostrar nada, exponemos lo duro que es vivir con estas expectativas, sentir este peso encima de tus hombros. No se muere sola, como ella murió, por nada".