El hispanista italiano Gabriele Morelli acaba de publicar un nuevo libro, Hernández en el corazón, publicado por la Fundación Cultural Miguel Hernández, en una edición a cargo de Aitor L. Larrabide Achútegui. Título sintético y sucinto que evidencia dos homenajes en su brevedad. Uno, a Pablo Neruda, evocación de su España en el corazón, y otro, una referencia al no menos sucinto título del veterano libro que publicara Morelli, fruto de su temprana tesis doctoral presentada en la Universidad Bocconi de Milán en 1962, con el título bien lacónico de Hernández.

Aitor Larrabide continúa así el programa editorial de la Fundación de reunir los más representativos estudios hernandianos de los críticos e investigadores más prestigiosos. En este caso, es el veterano Gabriele Morelli, decano de los hispanistas de su país, y uno de los primeros estudiosos europeos de Miguel Hernández, el que ha reunido algunas de sus mejores páginas (307 en total) en una amplia selección de sus trabajos sobre Miguel: desde aquel Hernández, que publicó en 1970, ahora finalmente traducido al español, hasta sus más recientes ensayos. Son más de cincuenta años de intensa dedicación a la difusión del poeta en Italia, con trabajos decisivos sobre la relación entre Miguel y Vicente Aleixandre, la correspondencia entre otro hispanista eximio, Dario Pucccini y Josefina Manresa, la recepción en Italia de la obra hernandiana o una reflexión sobre el ejercicio de traducir al italiano sus poemas.

Tiene especial significado el homenaje a Neruda que hemos advertido en el título del volumen, ya que, como refiere Morelli en el libro, siendo estudiante de doctorado en su Universidad en 1960, Neruda realizó una visita al centro docente y pidió reunirse con los estudiantes de español para preguntarles sobre sus investigaciones doctorales. Cuando le llegó el turno a Morelli y este le indicó que trabajaba sobre Hernández, y que apenas tenía documentación sobre el poeta, Neruda lo invitó a reunirse con él y, durante una buena jornada, le refirió su amistad y su admiración hacia el poeta de Viento del pueblo y le indicó los medios para conseguir la información que necesitaba.

En este libro de Morelli hay mucho de memoria personal, desde el punto de vista de un italiano que vino a España en los sesenta a investigar sobre el poeta, con referencias a las dificultades que encontró, incluso para conseguir, de un librero de Madrid, casi de forma clandestina, la edición argentina de las poesías completas de 1960. O las visitas, en aquellos años, en Elche a Josefina Manresa, que no era fácil de trato y siempre se sentía muy suspicaz en todo lo referente a su esposo, aunque consiguió Morelli viajar con ella, en un coche de línea de aquella España, desde Elche a Orihuela para visitar a la casa de Miguel, a la que Josefina no quiso ni acercarse. En todo caso, las aportaciones de Morelli son de referencia indiscutible.

Sobre todo, en lo que alude a las relaciones personales del poeta. En este sentido, todo lo referido a la admiración y protección que Aleixandre le brindó siempre es fundamental, más aún cuando Morelli revela alguna confidencia personal de nuestro Premio Nobel de 1977 sobre Miguel en su casa durante la guerra, evocación emotiva que dota a estas páginas testimoniales de auténtica emoción. Un valor excepcional tiene todo lo recopilado en torno a las relaciones entre la mujer de Hernández y el gran hispanista Dario Puccini, uno de sus primeros y más prestigiosos valedores en Italia. A través de la correspondencia estudiada y editada por Morelli, se advierte el celo de Josefina a la hora de precisar datos concretos sobre el poeta, sobre todo en dos aspectos que poseen mucha relevancia en torno a su obra. La interpretación de los sonetos de El rayo que no cesa realizada por algunos biógrafos de los años sesenta y aceptada por Puccini (en relación con otras posibles musas de tales poemas como Maruja Mallo o nuestra María Cegarra), que Josefina se niega a aceptar. O todo lo referido a la pertenencia de Miguel al Partido Comunista de España, que nunca se ha aclarado bien y que la esposa negó siempre. Los testimonios de Ramón Pérez Álvarez e incluso una observación realizada por el político Alfonso Guerra son considerados por Morelli en sus conclusiones. Destaca en el libro también la explicación de algunos poemas que Morelli ofrece, sobre todo de las composiciones finales de Cancionero y romancero de ausencias, que él mismo tradujo y editó en Italia, y sobre las que ofrece lecturas muy lúcidas entre la vida, el amor y la muerte, en poemas eternos como Ausencia en todo veo o Eterna sombra.