La defensa del litoral mediterráneo español contra las incursiones de los piratas turcos y argelinos llevó bajo el mandato de Felipe II a la construcción de una torre vigía que dos siglos más tarde daría paso a una de las fortificaciones militares más reconocidas de la Región de Murcia. Formado por dos cuerpos muy bien diferenciados, la batería de San Pedro y el llamado Fuerte de San Juan, ambos quedan unidos por un largo camino al aire libre confeccionado sobre dos muros paralelos de contención que se desarrolla por la cumbrera del monte en que se enclava el conjunto, el cual puede ser visitado de la mano de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Águilas.

El Fuerte de San Juan, aunque conserva su volumen arquitectónico, ha sido deteriorado por la erosión, lo que se deja ver en su fachada. Se distribuye en dos plantas: una de sótano, respecto al acceso, en torno al volumen que ocupa el depósito de agua, y otra, la de acceso, que se organiza alrededor del patio. A la cubierta se accedía antiguamente por una escalera de caracol, hoy desaparecida, y en ella se desarrollaban labores de defensa parapetadas por muros de remate formando pasillos estrechos de los que quedan solo los restos.

Unas vistas maravillosas

Quienes se acerquen al Castillo de San Juan de las Águilas, además de contemplar los restos históricos de esta fortaleza, podrán disfrutar desde su enclave de una increíble vista panorámica de la ciudad de Águilas. La ciudad costera se sitúa a los pies de la gran peña por la parte que no queda bañada por el Mar Mediterráneo, y en su intento de aproximación a la fortaleza sucumbe pronto ante lo escarpado del terreno.