La Opinión de Murcia

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Literatura

¿Qué sentido tiene perder tanto tiempo de mi vida dando vueltas en una cama?

David Jiménez Torres publica 'El mal dormir'

La sociedad del maldolmir

EL MAL DORMIR 

Un ensayo sobre el sueño, la vigilia y el cansancio

David Jiménez Torres

Libros del Asteroide

Cuando se aborda un ensayo se experimenta un proceso de lectura con movimientos de ascensos y descensos, horizontales y verticales que nos incita a un trabajo elíptico del pensar mientras se configura el cúmulo de sentido de la escritura, procedimiento que sostiene la idea del ensayo como una prueba de escritura en el hacer, en el mismo devenir de su proyección. En este sentido, el ensayo de David Jiménez Torres (Madrid, 1986) presenta la escritura en el andar donde sus experiencias de vida y de lectura (al mejor estilo de los Essais de Montaigne) configuran la superficie textual de su último libro, con un tratamiento muy particular sobre «el mal dormir» que conjuga lo testimonial, la intertextualidad, y la consiguiente interpretación. 

Si se concibe la escritura ensayística como uno de los discursos más relevantes de la crisis de la conciencia moderna y gracias a la cual se pone el cuerpo a la par de la escritura, este último trabajo de Jiménez Torres es un eslabón en esta cadena escrituraria. El libro se divide en cuatro capítulos donde se aúnan distintos abordajes sobre el heterogéneo universo de los maldurmientes.

La noche y el día

En el primer capítulo, «A dormir», se presenta una especie de introducción al tema a partir del interrogante sobre el mal dormir, la incapacidad respectiva de las personas ante esta cuestión y la magnitud del problema; junto a ello, se leen varias preguntas que hacen a los nudos interpretativos del libro.

En el segundo capítulo, «Las noches», el ensayo se adentra en la naturaleza del mal dormir propiamente dicho, indaga sobre los aspectos biológicos y fisiológicos del estado onírico y su contrapartida, la vigilia; Jiménez Torres sostiene que el campo del sueño ha sido uno de los últimos en ser estudiado científicamente, por lo que la medicina del sueño es relativamente nueva. En este capítulo se presenta la naturaleza dual que hace al maldurmiente: por un lado, el ritmo circadiano y la melatonina y, por otro lado, la presión del sueño y la adenosina. Asimismo, se reflexiona sobre la evolución del ser humano en la sociedad industrializada y los requerimientos capitalistas que condicionaron la vida privada de las personas, donde su organización vital se vio alterada por las exigencias laborales y la consecuente modificación en su estilo de vida; aquí el mal dormir fue donde ingresó a la vida posmoderna para instalarse como una condición casi per se. 

En la superficie textual se diseminan distintas expresiones que, en la estilística del ensayo, adquieren valor de sentencias, como por ejemplo: «El aspecto físico de la vigilia es, seguramente, el que más ha cambiado con el paso de los siglos» (p. 42), «los humanos somos capaces de ajustar nuestra incomodidad existencial a cualquier incremento de bienestar» (p. 46), «la soledad es solo una de las angustias que asaltan al maldurmiente» (p. 57), «la angustia es otro de los aspectos del mal dormir que nos vincula a nuestros antepasados» (p. 60). 

Es importante señalar la vinculación que se realiza entre el mal dormir y el factor tenebroso de la noche, donde el autor traza (a modo de ejemplo pero también para enriquecer la lectura) valiosos puentes intertextuales con la literatura occidental.

El tercer capítulo, «Los días», focaliza en una de las consecuencias directas del mal dormir: el cansancio, el «maldormido es un régimen títere […] de vez en cuando atisba señales –cierta torpeza al ponerse el café, una lentitud al escribir el primer mail– que sugieren que no se encuentra en una situación de normalidad» (p. 87). El capítulo se explaya entre ansiedades, desasosiegos, malhumores y estados irascibles que configuran el temperamento del maldurmiente. «El maldormido está químicamente incapacitado para la mesura» (p. 90), sentencia Jiménez Torres, por ello la vinculación con la paranoia como caso extremo. 

A diferencia de los otros capítulos, en este se inserta una entrevista para ejemplificar lo que llama el «Mal dormir ocupacional». Continuando con la faceta artística, el autor cita ejemplos literarios sobre el sueño y el tópico del mal dormir, aspectos que pueden vincularse con otro libro recomendado sobre el tema: El sueño literario en España. Consolidación y desarrollo del género, de Teresa Gómez Trueba (Madrid: Cátedra, 1999), principalmente su tercer capítulo, «Análisis temático y estructural de los sueños literario». Por último, esta sección reflexiona sobre el mal dormir y la llegada de los hijos, la industria farmacológica del mal dormir y el rol fundamental de la siesta como proceso reconstructivo, Jiménez Torres afirma que la siesta «nos ofrece aquello que más podríamos desear: la posibilidad de apagar el día y encenderlo de nuevo» (p. 126). Las consecuencias generadas por la pandemia del Covid-19 no están ausentes en este ensayo.

El callejón de la sociedad misma

El cuarto y último capítulo, «Cansada legión», de corta extensión y con un afán de conclusión genérica, retoma la presencialidad del yo a modo autobiográfico para señalar algunas reflexiones transversales sobre el tema; en este sentido, Jiménez Torres queda convencido de que «el mal dormir es un mal menor, un atolón en el mapamundi de los padecimientos de nuestra especie» (p. 143) o bien que el mal dormir «es, en fin, una parte indeleble de nuestra vida» (p. 144).

Parafraseando a Roland Barthes en El grado cero de la escritura, pareciera que el mal dormir generara una callejón sin salida para la humanidad, «y es el callejón de la sociedad misma» (p. 88), en nuestro caso y luego de la lectura del ensayo de Jiménez Torres, es la sociedad misma la que tiene las llaves para encontrar no la solución, sino la morigeración al mal dormir. Y la lectura de este libro es la primera de esas llaves. 

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