Triángulo de Amor Bizarro: "Me da rabia, pero casi toda la música es aspiracional: todos quieren ser como este o como el otro"

Supongo que no fue fácil para Triángulo de Amor Bizarro firmar el mejor disco español de 2020, a juicio de la prensa, y verlo languidecer a causa de la pandemia. ¿Cómo lo llevasteis?

No fue fácil, pero lo asumimos pronto: la semana después del lanzamiento estábamos pensando ya en cosas que hacer durante los meses que venían.

Meses más tarde salió Triángulo de Amor Bizarro. Detrás del espejo, variaciones y ecos, con quince artistas que daban la vuelta a las canciones. ¿Cómo fue lo de tomar esa decisión? ¿Cuál era el enfoque?

Fue una cosa muy espontánea que creció y creció hasta convertirse en un disco completo. Empezó muy pequeño, sin una idea fija. Simplemente empezamos a pensar en a qué artistas les podría apetecer. Fue también una excusa para seguir en contacto, y también para conocer a gente que admiramos. Cuando nos dimos cuenta, teníamos un montón de canciones, con lo que decidimos hacer todo el disco y sacarlo como si fuese un reflejo del álbum original.

¿Por qué esa gente tan diversa? ¿Eran fans de ‘Triángulo’, o vosotros fans de ellos?

No lo sé. Desde luego, nosotros somos fans de todos los que salen en el disco. Para nosotros es un honor haber estado en algo así.

¿Qué planteamiento les hicisteis para participar?

Que hiciesen lo que quisieran. Les propusimos algunas canciones, pero les dijimos que, si les apetecía hacerlo, que cogiesen la que quisieran y la transformasen o destruyesen como les apeteciese, ¡que lo pasaran bien!

Por cierto, ¿cómo surgen colaboraciones tan especiales como las de Sonic Boom y Esplendor Geométrico? ¿Y resultó complicado localizar a Manolo Astrud?

Con Sonic Boom ya habíamos trabajado hace algunos años; le escribimos [a Peter Kember] y nos dijo que encantado. En cuanto a Manolo de Astrud, su colaboración se pensó para otra cosa totalmente diferente que llevamos en paralelo a Detrás del espejo, y que es nuestro primer lanzamiento con música nueva desde el álbum: No eres tú 666D, que justo lo acabamos de sacar esta semana. No quiero explicar mucho más, ¡prefiero que la gente se encuentre con la sorpresa! Está ya en Internet. Solo decir que Astrud es una de nuestras bandas de cabecera, y estamos fascinados con la aportación de Manolo.

No sé bien si llegasteis a barajar la posibilidad de grabar con Peter Kember, que ahora vive en Sintra, Portugal.

Sí, nos lo planteamos alguna vez. Además somos ultrafans de siempre, tanto por su faceta como músico como de productor. Puede que en el futuro... Pero antes de proponérselo tendríamos que tener unas canciones de un estilo muy determinado. Nuestras elecciones en esto siempre dependen de las canciones, y de ver la mejor forma de llevarlas a cabo.

¿Cómo visteis el resultado? ¿Qué os llamó más la atención?

Pues fue muy impactante para nosotros escuchar nuestras canciones, esas canciones que estaban aún tan frescas, que no habíamos podido ni apenas tocar en concierto, cambiar tanto en manos de personas que respetamos. Nos ayudó mucho a superar estos meses y a reactivar el grupo hacia otros proyectos.

Habéis dicho que intentasteis hacer un disco contemporáneo. ¿Hablamos de sonidos o de filosofía?

Hablamos del proceso, del uso de la tecnología, de ver lo que puede aportar a la creatividad. Te digo la verdad: creo que, más allá de la comodidad, no hay nada que se pueda hacer ahora a nivel técnico y creativo que no se pudiese hacer hace veinte o treinta años. Creo que la revolución tecnológica en la música se está quedando solo en la parte de difusión y marketing; echo de menos instrumentos nuevos. Quiero decir, la Roland 808, que es la base de los sonidos de bombo de casi todo el urban, tiene 42 años. Y el autotune, seguramente el último instrumento en revolucionar la música, 23. Nosotros mismos, con Carlos Hernandez, acabamos de hacer una mezcla de esas 360º para No eres tú 666D, ¡y es tecnología de hace cincuenta años! A lo que voy: creo que la música sigue y debe depender únicamente de la creatividad de las personas, y situar la música como contemporánea o no es un ejercicio vacuo. Nosotros intentamos conseguir una cierta atemporalidad, a la vez que intentamos sonar un poco a cada época, pero sin comprometernos.

¿Cómo explicáis lo de «huir del centrismo»?

Pues que todo va a donde está la pasta, donde están los números. El target universal, que es preferible gustar un poco a todo el mundo que gustar mucho a un grupo más pequeño. Los datos y los números homogenizan. Un artista innova y tiene éxito y todos los demás lo siguen. Me da rabia, pero la mayoría de la música es aspiracional: todos quieren ser como uno o como el otro. El mundo esta lleno de grupos y solistas que quieren ser Vetusta Morla, que quieren ser C Tangana, que quieren ser Rosalía..., ¡cuando esos ya existen! Tú no vas a serlo. Lo que si puedes es ser tú. La música es la personalidad de quien la hace. Sin eso, no es más que notas y sonidos agolpados que recuerdan a una cosa u otra. ¡Pero si la música sobre todo te permite ser tu mismo! Después, si tienes más o menos éxito comercial, pues es lo que toca, lo que te ha dado la naturaleza o la suerte que tengas. Para nosotros la música es nuestro principal vehículo de expresión propia, con todas las consecuencias.

¿Qué tal se ha presentado este verano? ¿llegasteis a plantearos tirar la toalla?

Hemos dado bastantes conciertos, aunque lo cierto es que no es lo mismo. Y más para un grupo como nosotros, con el que la gente estaba acostumbrada a darlo todo. Tirar la toalla no, pero sí que quedamos agotados de ese tipo de conciertos. Necesitamos dar un concierto como los de siempre cuanto antes, y el del Lemon Pop será de los primeros, espero.

¿Cómo percibís estos conciertos desde el escenario? ¿Es la misma sensación que antes de la pandemia?

No, para nada. En un concierto lo que te devuelve el público es fundamental para ti. Un concierto es eso. En estos conciertos, la gente te hacía saber lo que le había gustado, pero te enterabas al día siguiente a través de las redes, que no es lo mismo. Que ojo, si viésemos que la gente lo pasaba mal no habríamos hecho esos conciertos. Pero es cierto que en el momento no es lo mismo para nada.

¿Detrás del espejo. Variaciones y ecos puede ser una buena manera de seguir reivindicando la vigencia del disco y que llegue ahora el momento de abordarlo en directo como merece?

Sí, claro. Estamos esperando a que se aclaren las cosas para hacer unas presentaciones como es debido. Pronto anunciaremos fechas.

Llegáis a un nuevo Lemon Pop –un festival donde ya habéis tocado en un par de ocasiones- con un disco que, aunque tiene más de un año, casi no habéis podido tocar. ¿Cómo lo están recibiendo los seguidores en directo? ¿Qué os parece esta cita?

El Lemon pop es siempre muy especial para nosotros. La primera vez que tocamos allí fue uno de nuestros primeros conciertos con el primer disco, y aquí seguimos. Creo que este año va a ser el mejor.

Con el nuevo disco hay un cambio, hay más cacharros; había leído que no os planteáis llevar pregrabados. Pero ¿tampoco necesitareis ampliar un poco la instrumentación, sintetizadores o guitarras acústicas, que suenan en varias canciones?

Sí, cambiamos un poco los instrumentos en el escenario, pero una de las cosas que mantenemos con cada disco es que se pueda tocar en nuestro formato de cuatro. Es cierto que cada disco nos lleva un poco al límite, pero de eso se trata.

Cada disco lo habéis planteado como una respuesta a lo anterior ¿ya tenéis pensado algo para el siguiente?

Sí, estamos ya componiendo para el siguiente, pero aún no nos ponemos fecha; falta bastante y puede pasar de todo mientras compones un disco nuevo

¿Qué preparáis para el futuro? ¿Ya se pueden hacer planes?

Por ahora, presentar en condiciones el disco. Acabamos de lanzar un vídeo para Fukushima, y justo la semana pasada sacamos No eres tú en maxi de vinilo, y para dentro de nada tenemos un par de cosas que pronto anunciaremos.