Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y a veces, incluso, más que un nombre. Por eso, quizá, a los más jóvenes y menos avezados del lugar, el nombre de Alberto Corazón y su triste fallecimiento –anunciado ayer por fuentes cercanas al artista y a consecuencia de una serie de complicaciones derivadas de su delicado estado de salud– no les resultó particularmente significativo. Sin embargo, la firma del madrileño –escultor, pintor, fotógrafo y, muy especialmente, diseñador– está detrás de algunos logos que son ciertamente habituales en nuestro día a día: el de la ONCE, el de Anaya, el de Mapfre..., u otros más cercanos a nuestra Región como el de Polaris World o, incluso, los de la imagen corporativa del Ayuntamiento de Murcia (vigente desde 2007).

Y es que hubo un tiempo en el que Corazón (1942 - 2021) se paseaba con asiduidad por estas tierras, y siempre con algún proyecto debajo del brazo (ya fuera de su faceta como diseñador, como artista o como el recurrido conferenciante que fue). Espacios como el Almudí, Los Claras o el Aula de Cultura de la Caja de Ahorros del Mediterráneo recibieron y exhibieron su obra; instituciones como la Academia de Bellas Artes de la Arrixaca le reclamaron como ponente o, en este caso concreto, como padrino del curso 2010/11, y su don para el diseño fue aprovechado, entre otros proyectos, para realizar la señalización de las Torres Inti (en la Avenida Juan Carlos Primero de la capital del Segura) y para la elaboración de un itinerario turístico con paneles informativos que localiza los principales monumentos de Caravaca de la Cruz.

También es protagonista de una de las bibliófilas ediciones de la editorial murciana Ahora (Damasco suite, de 2004, con textos suyos y una veintena de serigrafías originales firmadas a mano), y todavía hoy, quienes toman el tranvía en la parada de Marina Española (Juan de Borbón), necesariamente se topan con una escultura de grandes dimensiones (Torso ibérico, inaugurada en 2006) que también lleva su firma.

Aunque, a decir verdad, es prácticamente inevitable pasear por la ciudad y no toparse con Corazón en marquesinas, mupis y escaparates gracias a alguna de las imágenes que diseñó para el consistorio municipal hace ya casi catorce años. Nos referimos a ese ‘Murcia’ con letras vaciadas –tipografía original– sobre un fondo rojo anaranjado y con un signo de exclamación inclinado que es «sinónimo de alegría, júbilo y descubrimiento»; o a la imagen con las que el Ayuntamiento recibe a los internautas en su web: una estética torre blanca –acompañada normalmente del nombre de la ciudad– que es en realidad una versión simplificada del escudo municipal. «Estoy seguro de que la marca Murcia podrá competir con la de El Corte Inglés», ironizó el diseñador madrileño durante su presentación en el edificio Moneo, donde dejó una frase para el recuerdo: «Murcia es simpática, aquí todo sale de la sonrisa».

Alberto Corazón y Miguel Ángel Cámara durante la presentación de la imagen visual corporativa de Murcia en 2007.

Por todo ello, y más allá de que hablamos del hombre que renovó el panorama del diseño español durante los primeros años de democracia –además de Premio Nacional y un artista reconocido internacionalmente–, no es de extrañar que ayer en toda la Región, y sobre todo en Murcia, se recibiera con tanto dolor la noticia de su fallecieminto a los 79 años. La UMU, por ejemplo, no pudo resistirse a mostrar públicamente sus respetos al diseñador. «La Universidad de Murcia quiere mostrar sus condolencias por la muerte del artista Alberto Corazón», iniciaba el comunicado enviado durante la tarde de ayer, y en el que se repasaba con cariño su trayectoria; no en vano, el madrileño también es autor de la identidad visual corporativa de la institución y de todas sus adaptaciones, e incluso del sistema de numeración de sus edificios. Por lo que sí: una imagen vale más que mil palabras.