Cuarenta artistas de renombre y de estilos pictóricos dispares se dan cita a partir de hoy y hasta el 25 de noviembre en el museo de Las Claras de Murcia, que acoge una muestra exclusiva de bodegones, entre los que destaca por encima del resto Naturaleza muerta con guitarra, de Pablo Picasso, cedida por la colección Gerstenmaier.

Pero, además de la obra del malagueño -siempre es un acontecimiento cada vez que uno de sus cuadros pisa la ciudad-, en esta muestra, que lleva por título Bodegones en el arte. Engaño y primor de la pintura, también resalta La cena, cedida por el propio Antonio López; un gran óleo del año 1986 del toledano Rafael Canogar; Naturaleza muerta con espejo, de Fernando Botero; un bodegón de 1946 del albaceteño Benjamín Palencia; La pipe sur le livre (1926) de la colección particular de Juan Gris, o un acrílico de 2003 del vizcaíno Eduardo Úrculo, entre otros. En definitiva una colección con firmas de primer nivel que sirve para explorar el universo particular de cada uno de ellos a través de imágenes cotidianas.

La comisaria de la exposición, María Toral, y Cristóbal Belda, catedrático jubilado de Historia del Arte de la Universidad de Murcia (UMU), coincidieron ayer durante la rueda de prensa de presentación en advertir que si el bodegón ha sido siempre un género denostado por la crítica por su academicismo, surgió como algo revolucionario y transgresor en la pintura flamenca. Además, hay que achacar al propio Picasso su ´redescubrimiento´ en el siglo XX, aún cuando críticos como Francis Picabia los calificasen como «pintores de servilletas» para desacreditarlos.

La Fundación Cajamurcia presenta así una exposición única que, según Toral, «es muy difícil de conseguir -tal y como demuestra la cesión de la obra de Picasso por la fundación Gerstenmaier-», en la que el espectador puede apreciar los novedosos procedimientos y técnicas que se han ido incorporando a lo largo de los años al bodegón tanto a la pintura como a la escultura, el dibujo o la fotografía. Así, por ejemplo, los visitantes podrán contemplar El pan (1971), de Pablo Serrano, una escultura de bronce con una barra de pan troceada, o la fotografía que Robert Soisneau realizó en 1952 a Pablo Picasso titulada Los panes de Picasso, en la que aparece el artista malagueño absorto mientras hay situadas estratégicamente en una mesa unos bollos que simulan sus manos.

También destaca otra escultura en bronce de Julio López, fallecido en Madrid el pasado 8 de mayo a los 88 años, o los Armario tapado y Armario cerrado blanco también de bronce pintado de la sevillana Carmen Laffón, así como el bodegón de cuchillos que Almudena Armenta realizó hace dos años con madera, conchas, el esqueleto de una pita y corteza con líquenes.

Asimismo pueden verse collages, como el de la colombiana Catalina Ortiz titulado Dîner (Cena) -simulando espaguetti- o métodos novedosos como el Lambda print siliconada metacrilato de la brasileña Beth Moyses, en la que se aprecia con suma sutileza un tocado de novia sobre un plato con restos de tomate frito.

Esta exposición se inicia con una serie de bodegones flamencos que vienen a representar los gustos de la sociedad del siglo XVII, periodo en el que este tipo de pinturas empieza a tomar relevancia en el Arte; en concreto, Bodegón de ostras y "Bodegón con salmón. Luego vienen los cubistas, geometrizando de tal manera la realidad que sería difícilmente reconocible, experimentando con collages en busca de un ilusionismo pictórico. En cualquier caso el alimento o los objetos son los protagonistas absolutos de la muestra, con excepción de algún autor que muestra la figura humana, pero, eso sí, al lado de algún alimento o realizando algo tan cotidiano como comer, por lo que se ha llegado a denominar como el ´arte de la cocina´.

En este sentido, la comisaria de la exposición explicó que se trata de un género con capacidad para transmitir «la idea misma de la muerte y la falta de presencia humana, mientras el congelamiento de los objetos constituye el medio ideal para evocar la vanidad de todas las cosas» En este sentido, Toral define el bodegón «como aquella obra en la que la composición se ha realizado a través de seres inanimados (animales, vegetales u objetos) y que se conoce también como ´naturaleza muerta´ desde el siglo XVIII, cuando en Francia se acuña el término ´nature morte´».

Por último, cabe destacar que la recaudación que se obtenga a través del catálogo se donará a la ONG Jesús Abandonado. En la portada del mismo aparece la obra La gourmandise (1924), de la cántabra María Blanchard (1881-1932) que pintó en su etapa figurativa aunque cubista con una niña disfrutando de un opíparo desayuno.