«La vida es arte o no es nada». Así opinaba Francisco Miranda Terrer y así opinan muchos de los amigos que le rinden homenaje en la galería Progreso 80 con una exposición, La cabra tira al monte, que se podrá visitar hasta el 10 de junio. Impulsada por el artista Claudio Aldáz, junto a Miguel Fructuoso y Ángel Haro, 28 creadores recuerdan con sus obras -pintura, escultura e instalación- al abogado y escritor fallecido el pasado año. Pero también reivindican al gran conversador, al marino, al impulsor del fanzine La cabra y al «idealista redomado», como le define Ricardo Escavy en el catálogo de la muestra, que lleva por subtítulo Para Paco Miranda, de sus amigos artistas.

«En todas las obras está Paco -asegura Aldáz-, muchos le recuerdan a partir de anécdotas personales, como reflejan los textos de los autores que acompañan las piezas; otros, con una mirada más general, pero en todas hay algo de su relación con él o con su obra».

También en las del propio Aldáz, quien a través de dos retratos reivindica la figura del pensador. «Tanto en La cabra, que Paco impulsó, como en sus novelas, dejó sus reflexiones políticas, artísticas y filosóficas y quería reivindicarlo no sólo con un retrato de él, sino con otro que podría representar a Miranda, pero también a cualquier pensador, al pensador universal», explica.

La Cabra fue un fanzine publicado entre 2000 y 2004 por creadores murcianos; «fue algo pequeño en el que se hicieron grandes cosas y en ella participaron numerosos artistas e intelectuales», explica Aldáz. Pedro Guirao, por ejemplo, recuerda esa época exponiendo los bocetos y la portada del número 3.

Fructuoso, por su parte, ha realizado una caja de luz a partir de la portada que realizó para la novela de Miranda El laberinto del Albayzín y que ha titulado Por ahí andas.

Otros creadores han rememorado la época de Francisco Miranda como marino mercante. «Él solía hablar mucho de sus experiencias en el mar -recuerda Aldáz-; las recogió en sus novelas y tenía pensado escribir la tercera sobre aquellos viajes». Y así, Ángel Mateo Charris ha imaginado la portada de esta obra, a la que ha titulado Ultramar; Ángel Haro expone un 'folitraque' en forma de barco llamado Miranda; Pablo Carbonell lo imagina en un barco que resiste los golpes de la sal y la mar y Alfonso Escudero se ha inspirado en los nudos marineros en una obra hecha en «técnica mixta, amor y llantos».

Aunque, como explica el coordinador, la premisa para participar en la exposición era conocer a Miranda o su obra, hay otro nexo de unión, la amistad que la mayoría fraguó con el escritor. Porque «era un placer» escucharle hablar, como dice Marta Menacho recordando las tertulias en la heladería Delado, por las cenas en el barrio de Vistabella o por sus visitas a los estudios de estos autores murcianos-como al de Carlos Pardo, para quien posó-. O, como resume Manolo Belzunce en su Homenaje, por «una tarde hermosa de abril donde todos nos reíamos».

Aldáz considera que una de las piezas, la de Juan Martínez Lax, artista y galerista de Progreso 80, recoge el sentimiento de los autores de la exposición. Se trata de un libro abierto de cristal rayado y se titula Sueños rotos.

Autor de la portada de Pantanosa, la primera novela de Miranda Terrer, Claudio Aldáz ha seleccionado para acompañar sus obras un pequeño fragmento que el escritor plasmó en El testamento de La Cabra, el último número del fanzine, y que decía: «La llave que sirve a la persona para abrir las puertas del misterio y de lo posible, para aproximarse a ellos, para darles libertad, para poder ella vivir verdaderamente, es el arte». Porque, añadía el texto y dan fe hoy estos autores, «la vida es arte o no es nada».